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1794 LAS OBRAS IMPRESAS DEL tiempo, él no abandonaría sus m1S1ones para mejorar el estado moral del pueblo; y de hecho predicaba, no pocas véces, en las plazas públicas animando a los hombres •capaces de tomar las armas a que "e alistaran para la campaña, como efectivamente se alistaban por centenares después de oírle el sermón. Hasta julio de 1793 no pudo comenzar la redacción de la Carta. Y «con motivo ~ice- de haber tomado la casaca de voluntario distinguido en el Regimiento de Saboya un sobrino mío, la dirijo a el, satisfaciendo su petición» (CA 368). La mitad de la primera ·parte llevaba ya redactada por el mes de agosto, en su retiro de Ronda. Mas al ver seguramente la incomprensión de la corte ante aquellas ,circunstancias, o tal· vez por especial permisión divina, fray Diego sentía entonces tal repugnancia contra toda tarea de pluma, que tuvo que hacerse -dice él-· «suma violencia» para proseguir la obra. Sirt embargo, al mismo tiempo una fuerza interior .sobrehumana le impulsaba a seguir adelante, hasta el punto de sentirse contristado .su espíritu si no continuaba escribiendo (CA 369,370). L,a obra va firmada en Sevilla el 8 de diciembre de 1793. Pero aun habían de pasar unos meses antes de comenzar la impresión. El 17 de enero de 1794 dice qt:e •entre los muchos quehaceres que le agobian, está el «corregir y enmendar la Instruc, dón del Soldado católico para esta campaña, para que salga . antes de la guerra [o nuevas campañas] de primavera» (CA 377). El I de marzo anuncia a su director ,espiritual, desde Osuna, donde a la sazón· misionaba, que en Ronda dejó terminado el borrador de ambas partes de la obra (CA 380), la cual también había sido ya revisada por un sabio teólogo e íntimo amigo suyo. Era éste el padre Francisco de Asís González, dominico, residente en Ecija, que tomó después parte muy activa en la impresión. Precisamente con la misina .fech:i escríbele también fray Diego, recono, •CÍendo que los dos reparos que ha puesto a la obra son «prudentísimos y justos», aunque se trata de detalles muy secundarios (CI 29). Por cierto que el editor y anotador ·de esta correspondencia relaciona esos dos «reparos» del padre Gohzález con el sermón de los Infantes gemelos, impreso en Madrid en 1796, Creemos que no está en lo cierto. El contexto de la citada carta del I de marzo demuestra, bien a las claras, que en ella fray Diego se refiere a la Carta instructiva al Soldado c.itólico, en rnya página 8, nota a, de esta edición, léese el mismo pensamiento que el padre Valencina cita en favor del sermón de los Infantes gemelos. Fuentes y autocrítica.-También las fuentes que utilizó fray Diego en la compo– sición de esta obra, nos son conocidas por su correspondencia:. "No sé si dije a usted que la había formado de lo que sobre esto escribió san Bernardino de Sena, sa,:, Antonino de Florencia, el padre san Bernardo, el venerable Diomsio Cartujano y el padre Cristiano Lupo; y, generalmente, de la Santa ~iblia, varios Santos Padres v Escr;itores» (CA 393). Y. sobre la manera de utilizar estas fuentes, escribe a su amigo, ,el padre dominico de Ecija, que en las citas es «prolijo» y procura ser «fiel y .exacto» (CI 34). Encontramos igualmente en su correspondencia una severa autocrítica; tan severa. que no -se funda en la verdad objetiva, sino en la gigantesca humildad del santo misionero capuchino. «Ella -dice de su obra-- estará mazorral, como todos mis pa– peles, y tal vez esto la haga desagradable a los que deseamos que la lean. Dios haga en todo su santísima voluntad» (CA 393). Impresión y tirada.-Es curioso seguir paso a paso las vicisitudes de la impresión ele esta obra y los muchos sinsabores que ocasionó al pacientísimo fray Diego. - 84 --

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