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BTO. DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ 1';86 ------------------,------"'---~------- Antonio Chacón, que es el que siempre me ha asegurado de su impresión. No dude Vuestra Cllridad que, si algo huibiese yo sabido, se lo hubiese comunicado» (CES 65). Doctrinalmente, no pudieron los censores oponer el menor reparo. a esta obra de fray Diego. Las correcciones arriba apuntadas, no merecen ser tenidas en cuenta. Pero entonces, ¿ qué había sucedido para demorar tanto la censura, para retrasar r.uevatnente la impresión y para mirar todas las· cosas del apóstol del siglo XVIII «con anteojos de aumento•>, como él dice? A nue~tro modesto juicio, · este asunto está en relación con el resultado de la mi, . sión de Madrid, en el ,,.ño 1783. Cuando ésta se proyectaba, ya advertía el padre González a su santo dirigido: «Sobre la corte, hay vivos deseos de que llegues y no poco temor de que abunden los libertinos que andan sembrando con anticipación · 1a cizaña» (DP 632); La previsión del padre González se convirtió en verdadera profecía. El fruto obtenido por' fray Diego entre el pueblo madrileño, fué tan indiscutible y · copioso como en otras partes ; pero el resultado de su predicación entre las altas es, feras de la corte permanece todavía envuelto en cierto. misterio, si es que no. puede calificarse de enteramente nulo. Los ilustrados no se atrevieron entonces a dar abierta, mente la batalla al .santo misionero, pero utilizaron con fruto el sistema de oculta labor de zapa contra la popularidad del santo apóstol, contra la eficacia de. su predi, ca¿ión y con~ra sus obras escritas,. de lo cual seguramente fué· ejemplo_ la impresión de este sermón, que había de llevarsé· a cabo precisamente en Madrid. Entre_ esos ilustrados que ocultamente declaraban guerra a la actuación de fray Diego, no fué el último, según datos que hemos logrado recoger; y que en su día publicaremos, si Dios quiere, el conde de Floridablanca. · · Bastantes años después, al. atardecer de la vida de fray Diego, cuando aquéllos hayan· ganado a su ideología todas las dases directoras de la Patria, sin excluir a '-buena parte dél clero, ni mucho menos al Tribunal de ·¡a Inquisición, fray Diego José de Cádiz, el hombre que más sana y ·santa labor había ejercido en el pueblo espa, ñol durante el último cuarto del siglo XVIII, se verá envuelto en un denigrante proceso. Y entre las acusaciones de sus delatores· y ceiisores figurará también el ser, món predicado en Alcalá de Henares y publicado en Madrid: ·«Siguen después -es, cribe fray Diego el 2 de diciembre de 1800- dt:saprobando algunos párrafos o pasajes del sermpn de santa María Egipcíaca, en que hablo de· la sublimidad del estado re, ligioso sobre los demás.. estados .del siglo, como si lo diese por más perfecto ·que el de los obispos y pastores inferiores a ésto,s, de lo cual estoy muy distante, bendito.. Dios» ·(CI 139). Por fin, después de tres años de pueril pero eficaz oposición, el sermón se 1m, . prime en Madrid, en 1786, como reza la portada. Arch: Bto. Diego, .Sevilla. Z9• ..,_EXEMPLAR DE ARREPEN1TIDOS, / Y PERFECTOS •. / SERMON PANEGIRICO, / teologico, historico, moral, / que en. la solemne fiesta, !que con / asistencia de .las RR. Comunidades Religiosas, celebra / anualmente la de los RR. PP. Capuchinos de la Ciu~. / dad de Alcalá -47-

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