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1786 LAS OBRAS IMPRESAS DEL I me alegro interiormente cuanto más se aumenta, fué, no obstante, :eficaz y abUndante de la divina asistencia, y bien recibida por el pueblo, y principalmente de aquella famosa Universidad. Nueve ~ías duró la misión, y en ellos fueron raras las expres sienes de admiración y alaban:¡:a .de los padres maestros, catedráticos y doctores, co– legiales mayores, etc., por el modo de predicación. Pero entre ellos· dieron en decir que deseaban oír un sermón panegírico para prueba. Yo ignoraba esto hast.a después, que me lo dijeron. Con este motivo, . el ·padre Guardián de nuestro convento me· encargó, dos días antes de la función, que predicase en el de santa María Egipcíaca, titular de aquella iglesia, y a cuya celebridad .concurren -las comunidades. Le obedecí. Y con sólo el estadio de leer la vida de la santa la noche antes y un rato en la mañana para pensar el asunto, fué Dios servido lo predicase, no_ según mi insipiencia, sino conforme a su divina bondad y a los fines de su adorable Providencia, a que correspondió el asombr.o . y admiración de aquellos grandes hombres. Dios sea ben, dito.-Este sermón ha -pedido un excelentísima señora de: la corte, a quien debo obligaciones (no es la señora Medinaceli), que lo escriba para remitírselo, y estoy en ese ánimo; y antes, que usted lo ·vea, si pudiere ser... Ei' Claustro pensó darme los grados: pero, por varios motivos entre las cabezas, no· se efectuó el hacerles una plática reservada, que era lo que para ello solicitaban" (DP 654,655). El sermón fué pronunciado el 6 de mayo de 1783. Algo se demoró su redacción, principalmente por los muchos quehaceres de fray Diego. Pero ya para el 25 de no-· ,viembre podía escribir al padre Eus~bio de Sevilla: « Tengo ya concluído el sermón de santa María Egipcíaca. Sólo falta acabar de copiarlo" (CES 15). Sin embargo, mucho había de retrasarse aún la publicación por causa de la cen~ sura, la cual iba a probar no poco la virtud del santo misionero. En agosto de l 784· escribe: «De Madrid me dice don Antonio Chacón [amigo fidelísimo de fray Diego y del padre González, ei cual se había hecho cargo de la obra para imprimirla en. Madrid] que el sermón de santa María Egipcíac:i aun no lo ha despachado el censor; de lo que me presumo le estará formando el proceso para reprobado. Dios haga su santísima voluntad» (CES 34): y casi lo mismo repite en el mes de septiembre. (CES 44). Por fin, el 23 de diciembre del citado año 1784, manifiesta fray Diego a su nuevo director espiritual, el padre Alcover, cómo ha recibido, finalmente, la censura del sermón y en qué términos está concebida : «El sermón de Alcalá ha estado hasta ahora en censura la niás alambicada y escrupulosa, de la que ha resultado pueda imprimirse, aclarando dos proposiciones, tan sin ·sustancia una y ·otra, que he alabado a Dios se paren hombres de juicio .en tales cosas. Una es· que decía que Jesucristo nuestro Seíior sufrió Za sugestión del común enemigo .en e! desierto, etcétera; lo que dice es confuso para los menos entendidos, y que haya de ponerse: Quiso sufrir la. tentación de! enemigo. · No tengo a la mano la censura. Si puedo hallarla,. irá con ésta, para que usted se confirme en que todas mis cosas es necesario mirarlas con anteojos de aumento" (CA 83,84). Acababa el intrépido apóstol de sufrir un injusto destierro impuesto por el Gobierno (véase núms. 22 y 106), y ahora había de soportar· también estas insulsas vejaciones por caµsa de sus escritos. A pesar de haber sido dada ya la censura, nuevas dificultades debieron surgir, o por lo menos a oídos del santo misionero capuchino llegaron rumores de que no se permitiría la impresión: «La noticia que Vuestra Caridad me da del sermón de la santa Egipcíaca me ha sorprendido, porque estaba muy creído en lo contrario. En vis~a de ella, he escrito a Madrid, a saber lo cierto; y pienso escribirle a don -46-

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