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414 ESTUDIOS BÍBLICOs.-Serafín de Ausejo, O. F. M. de cadáver, conservado en los. clásicos posteriores. Sin embargo 7 en escritores más tardíos soma podía referirse .también a un cuerpo vivo, pero siempre en oposición a 4uz~ y 1tvsuµa. En la koiné pa– rece ampliarse no poco el significado de soma, de forma que San Pablo y los Sinópticos pueden incluir en él, no sólo el cuerpo hu– mano como sede de la vida terrestre, sino toda la vida, la persona, el cuerpo mismo de Jesús entregado a la muertí:, su cuerpo euca– rístico y aun su cuerpo místico (5). Pero San Juan no sigue esa evolución semántica. A todo lo que no sea cuerpo muerto, un ca– dáver, él llamará siempre sar.x, porque es la palabra griega que, por correponder a la palabra hebrea basar, incluye para él toda aquella inmensa riqueza de contenido que el uso bíblico amontona sobre ese término ; y, por lo mismo, al no considerar la sar.x en su oposición físiconatural a pneuma, espíritu, alma intelectual, la sarX' puede incluir todas las riquezas humanodivinas de la persona de Je– sús, en su vida terrestre, en el sacrificio de la cruz y en el Pan eu– carístico. Hay una segunda razón-a nuestro ent!;:nder-que explica per– fectamente por qué Juan conservó la palabra sarx en el discurso del Pan de vida, y no soma, a •pesar de que, cuando él escribía, era ya común referirse a la Eucaristía con el término soma mucho más que con el de sarx. Es, sencillamente, que, con toda probabilidad,. fué basar (el equivalente directo de sar.x) la palabra que usó Jesús en la institución de la Eucaristía . .Esto es sumamente probable, por– que ésta era la palabra más apropiada del vocabulario hebreo o arameo para expresar el propio ser de Jesús en toda su realidad,. y, además, implicaba la situación de Jesús en el trance histórico de su entrega a la muerte. Y por eso San Juan, no solamente fiel al vocabulario judío, sino más fiel aún a la palabra que oyera de los labios de Jesús en aquellos inolvidables momentos de la Cena,. tradujo literalmente la expesión hebreo-aramea basar por sar.x, que era su correspondiente griega habitual. Junto a la fidelidad al vo– cabulario judío, la fidelidad histórica a la palabra pronunciada por Jesús. Y es curioso observar que este mismo uso de sar.1:, para la Eucaristía, conservan también los escritores primitivos asiático-se– mitas, particularmente :San Ignacio, que ciertamente conoció nues– tro IV Evangelio. (5) CL ejemplos en F. ZoRELL, Lc:ricon graewm N. T. 2 (París, 1001) art. crmµa.
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