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E,L CONCEPTO DE (<CARNE» APLICADO A CRISTO escolásticos, de los que tan distante estuvo, cronológica y mental– mente, el Discípulo Amado ? Creemos, pues, que tiene su importancia examinar el sentido y el valor doctrinal que San Juan da a la palabra ,«carne» en los pasajes en que la usa refiriéndose a Cristo. Quizá podamos demos– trar así, no a base de Teolo.gía elaborada, sino con el dato bíblico, con la revelación evangélica, cuál es el verdadero valor de la cele– bérrima frase «el Logos se hizo carne», y cuál es el enlace íntimo y sustancial de este «hacerse carne» con la Eucaristía y, sobre ~odo, con la cruz, con la vida terrestre de Cristo, con la redención del género humano y con d '.Cristo glorioso, fuente de aguas vivas des– de los cielos para su Iglesia (3). l. EL CONCEPTO DE «CARNE» APLICADO A CRISTO EN JN 5,51 SS. En realidad, no ·deja de ser sorprendente que, mientras los Si– nópticos y San Pablo, particularmente al reproducir las palabras de la institución eucarística, escriben con perfecta unanimidad Pl tér– mino afuµa, y nunca utilizan, en el ambiente eucarístico, la palabra aápE, el evangelista San Juan, por el contrario, únicamente utiliza aápE en ese ambiente, y nunca aibfia. ¿ Cómo explicar esta anomalía? Primeramente, por la ya antes aludida fidelidad de San Juan al pensamiento judío. Es evidente que al Evangelista no le gusta la palabra soma-. Solamente la usa para referirse a un cuerpo muerto, a· un cadáver, concretamente al de Jesús (19,31.38.40; 20,12) (4). También en d griego clásico más antiguo predomina el significado (3) En este trabajo no examinamos los cinco lugares del 1,V Evangelio y el único de la 1 Jn., donde ocurre la palabra sarz sin rdación con la persona de Cristo. Estos lug~es son: Jn. 1,13; 8,6; 6,00; 8,1.ó; 17,2; 1 Jn. 2,16. De su examen seguramente podríamos concluir que ,en los escritos joánicos, . fuera del Ap, sarx, aunque permanoce generalmente dentrn de la línea viejotestamentaria <le basar, reviste algunos matices más o menos p¡,opios del Evangelista. El am– biente mental de e,sta palabra es siempre bíblico y nunca recoge el significado pro– pio del griego clásic-o o helenístico. ,(4) En Jn. 2,21. pa•rece referirse el Evangelista al cuerpo viviente de Jesús. Pero obsérv-ese la r·elación directa que aquí tiene la palabra soma con la muerte y el sepuloro de Cristo. Más que aludir directamente a su persona viviente, el con– cept,o implica, al menos como .significado fundamental, el cuerpo muerto de Jesús.

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