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420 ESTUDIOS BÍBLwos.-Serafín de Ausejo, O. F. M. anota Schnackenburg (13), nunca, en el lenguaje joánico, ese doble nombre, Jesús-Cristo, indica al Cristo preexistente, ni ésta es la fórmula para expresar la encarnación del Hijo de Dios. Jesús-1Cris– to nunca mira al hecho histórico de la encarnación en su momento inicial, sino al Cristo ya sentado a la diestra del Padre ; y el par– ticipio de perfecto usado en 1 Jn. 4,2: EA:~AuMra, mira al conjunto de los hechos ya cumplidos, a ila redención ya operada por la ke– nosis y muerte de cruz. (Y el mismo sentido debe dársele al par– ticipio de presente épzóµEvov en 2 Jn. 7, que debería tomarse a la manera de un presente histórico. si no es que el autor se refiere más expresamente al estadio terrestre de la vida de Cristo, a su kenosis histórica, considerada todavía como presente.) El contexto y el análisis gramatical de las frases exigen, pues, interpretarlas-y n'os referimos especialmente al ,dativo lv cra.px( , «en. carne»-eñ su sentido natural y obvio dentro del pensamiento de San Juan, es decir, en sentido kenótico y soteriológico, como la sarx que se entrega «por la salud del mundo», según Jn. 6,51c. Las herejías previstas e impugnadas Pºt San Juan parecen ser : a) la idea general de gnosticismo vulgarizado, según la cual el hom– bre podía conseguir la salud y Ilegar a Dios por caminos que no pasan por Cristo, y b) la particular de algunos herejes judaizantes, sobre que Jesús y Cristo no son la misma e idéntica persona, por cuanto el Cristo no podía pade~er y morir juntamente con Jesús. San Juan las rebate, afirmando que Jesús es el Cristo y el Hijo de Dios, y que este Jesús ....Cristo había venido «en carne», en hu– millación que terminaría con la cruz y a la que seguiría su resu– rrección. gloriosa, en kenosis soteriológica por la que Cristo se convirtió en el único camino para ir a Dios. Por consiguiente, el haber venido «en carne» resume, para San Juan, no el hecho de la encarnación en sí, sino la significación ke– nótica y soteriológica que tuvo la en.carnación ; la «carne» de Jesús no se considera en un sentido puramente antropológico e inicial, sino en su destino terminal, como abocada al sacrificio de la cruz, para con él dar la vida al mundo (14). (13) O. c., p. 197. (14) A propósito de la poca importancia que, relativamente, tiene para Juan el mero hecho de la encarnación y, en cambio, el papel esencial que desempeña en Ia teología joánica el tránsito de Cristo desde est,e mundo al Padre, he aquí las palabras que acertadamente escribe H. VAN DEN BusscHx (La structure de

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