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La figura está de pie, en cuidado con- trapposto , sobre peana roqueña, al igual que la talla de San Francisco de Asís . Viste tocado, jubón, botas y capa de heterogéne- os pliegues. Las manos, bellamente talla- das y policromadas, muestran venas, habi- tuales en muchas obras de Juan Ron. La posición de las extremidades superiores está hecha para crear la vigorosa caída de las mangas, de amplísimo vuelo. La mano izquierda sostiene la vara 103 , mientras que con la diestra recoge el manto, destacando el dedo meñique, punto de partida para una catarata de pliegues. La escultura posee una rica policromía de colores vivos, pero planos, animados por la típica cenefa de su catálogo. Malva, rojo, rosa, tierra y ocre, inteligentemente combinados, dan esa toque de distinción a la figura. La cabeza (fig. 11) tiene un enorme grado de viveza, mira a su Hija, en ademán de respeto y casi inicio de reverencia. ojos de vidrio, bigote y densa barba de bucles arremolinados, siguen la cabeza de San Pablo apóstol , que él mismo firma y fecha en 1707 para la sacristía del convento de los dominicos de Valladolid; sin embargo, Villabrille sabe dar ese toque de diferenciación a cada una de sus piezas, creando juegos de ondas particulares, siempre distintas entre todas ellas. El maestro asturiano emplea su habitual carnación a pulimento, así como pestañas pintadas –finísimas y delicadas– rasgo que da ese toque de extrema calidad, cuidando hasta el más mínimo pormenor. San Francisco de Asís (fig. 4, nº 3). Tema iconográfico elegido para ensalzar la memoria de don Francisco Antonio de Hermosa y Revilla (1657-1714), primer conde de Torrehermosa. Al mismo tiempo, el posible encargo de doña Ana hacía referencia a su hermana mayor, Josefa, que había ingresado en el con- vento de las Concepcionistas Franciscanas de Arcos de la Frontera (Cádiz). El fundador de la orden aparece de pie (fig. 12), con los estigmas, enarbolando la cruz latina, arbó- rea, máximo símbolo de su fe. Juan Alonso Villabrille y Ron dispone la figura con los brazos abiertos para así crear la diagonal compositiva. Su rostro – sereno y reflexivo – supone una nueva representa- ción en el estado emocional del santo, varias veces interpretado por el maestro asturiano. Esta imagen de San Francisco de Asís rompe tipológicamente con las tallas que Villabrille efectuó para los capu- chinos de Madrid (Instituto Valencia de don Juan) y Alcalá de Henares (colegio-convento de Santa María Egipcíaca) 104 . Villabrille repite sus modismos formales en el cabello, donde volvemos a contemplar los bucles ondu- lados, el zigzag cóncavo-convexo tanto en el copete como en la barba bífida, esta última ya fue utilizada en el San Juan Bautista del convento de las MM. Capuchinas de Castellón, obra firmada en 1708 105 . El santo viste la estameña de color marrón, con capucha, esclavina y ceñidor; el cordaje que cae desde la cintura nos parece un añadido de época posterior a Villabrille, aunque es visible en la fotografía del pri- Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, vol. 27, 2015, pp. 143-175. ISSN: 1130-5517, eISSN: 2530-3562 Esculturas de Villabrille y Ron para los condes de Torrehermosa: la capilla del palacio de Elsedo (Cantabria) 161 103 Este atributo iconográfico no ha sido intervenido en la última restauración, ya que gracias a la fotografía del primer tercio del siglo XX (fig. 14) sabemos que la vara no llegaba hasta el suelo. 104 Fotografías generales en C ANo S ANz , 2013, pp. 47 y 54-55. 105 u RREA F ERNáNdEz , 2013, p. 83. Fig. 9. Atribuido a Villabrille y Ron, Asunción : detalle de dos que- rubines, h. 1715 [fotografía del autor].
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