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912 FR. SERAFÍN DE AUSEJO, OFMCAP 608 nuestro caso son muy importantes: 1) que hoy es ya seguro que el llamado texto egipcio o neutral, sustancialmente representado por el B y por el S, existía doscientos años antes que estos códices y, por consiguiente, no se puede sostener ya que ese texto sea producto de· una recensión realizada en el siglo IV, y por eso mismo posterior al grupo occidental; 2) que, como quiera que en el P 66 hay tantas va– riantes de tipo occidental, «puede establecerse una íntima relación en– tre el Papiro y la tradición latina» 27 y debe admitirse que ya para el año 200 existía una traducción latina norteafricana de los Evangelios, la cual comenzó a influir no poco en el mismo texto griego; influjo que se manifestó fuertemente al.Ín, doscientos años más tarde, en el S 28 • Hemos querido resumir las noticias que preceden, con miras a la mayor claridad y valor de nuestra argumentación en las páginas que siguen. Nos fijaremos principalmente en el aspecto exegético, que cons– tituye la finalidad de nuestro estudio. Creemos, efectivamente, que al– gunas variantes del P 06 o bien ofrecen un texto tan autorizado como el de los mejores códices y ediciones, o bien son fruto de reflexiones anteriores al· amanuense del Papiro, quien las encontró en el modelo que copiaba o en el texto con el cual cotejó su copia. Pero, aun en el peor de los casos, la manera de escribir el P 66 un texto determinado refleja la exégesis que de él hacían en su tiempo, es decir, cómo enten– dían ciertas frases difíciles del texto original del IV Evangelio, Por consiguiente, no nos fijaremos más que en las principales va– riantes del P 66 que tengan algún valor desde el punto de vista doc– trinal. 2. .ALGUNAS VARIANTES SECUNDARIAS DEL P6 6 c 29 > 1) El Prólogo On 1, 1-18). Comenzamos por la célebre cuestión en tomo a la dlvisión lógica -dependiente de la puntuación- de los vv. 3b-4. Y aquí nos falla totalmente la ayuda que pudiera prestamos el P 66 • Porque, a pesar de que el amanuense no ha escatimado su único signo de puntuación (el punto) en el v. la-b (pone el punto después de Aóyor; l.º y 2.º, y no se sabe si también lo puso después de 8sóv en el v. lb y v. 2, porque 21 ZIMMERMANN, p. 225. 2 • Ibid. 29 Una lista bastante completa de variantes, en general, puede verse en ALAND (art. cit., pp. 168-175), y mejor clasificadas, según que coinciden con los mejores códices o difieren de ellos, en ZIMMERMANN (art. cit., pp. 226- 243) el cual nos da también, en lista especial, las variantes propias del Papiro (ibid., pp. 236 s.), no testimoniadas por casi ningún otro ms. Conforme a nuestro propósito, nosotros nos fijamos aquí solamente en las que pueden in– fluir más en la exégesis del IV Evangelio. -6-

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