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623 EL PAPIRO BODMER II Y EL IV EVANGELIO 927 amanuense del P" 6 , la célebre frase, bien porque él la creyera original del Evangelista, bien porque así la vió en códices anteriores, nos da un sentido clarísimo y profundamente teológico : Cristo se presentó ante sus enemigos como «el Principio». El valor exegético del P 66 en este pasaje. es inmenso, tanto si nos da solamente un testimonio de cómo debe entenderse la célebre frase como si nos da -lo que tendría un valor muy superior- el texto auténtico. * * * Recojamos ahora, en brevísima síntesis, el resultado de nuestro estudio sobre las aportaciones que el p•• nos ofrece respecto de la exégesis del IV Evangelio. Ya hemos visto que en algunos pasajes muy discutidos, nada nuevo aporta el Papiro Bodmer II, como no sea confirmar puntos de vista ya tradicionales. Tal sucede, por ejemplo, en Jn 1, 13 y en 7, 37. Deja también plenamente abierta la cuestión sobre la manera de puntuar Jn 1, 3b-4. En Jn 4, 6 y 16, 7, si las variantes del P 66 representaran el texto original o fueran alteraciones plenamente conscientes y voluntarias, estas variantes cambiarían bastante el sentido del texto, particular– mente en el segundo lugar citado. Pero las dudas de que sean simple– .mente errores involuntarios de copia son muy fuertes para que sobre r tales variantes pueda construirse nada nuevo. En Jn 5, 3b-4 la aportación exegética del P 66 es sencillamente confirmar una vez más que dichos vv. deben considerarse espúreos, con lo cual queda deshecho el tinglado milagroso construido en torno al ángel que movía el agua de la piscina y a la curación del primero, únicamente, que entrara en el agua. En Jn 19, 51, la omisión del P 66 , si es voluntaria, no trae especiales consecuencias exegéticas. Se limitaría a suprimir de la historia evan– gélica la célebre frase de Pilato, pero no el hecho que la motivó. En Jn 7, 52 y 8, 25b, la importancia exegética del P 66 es suma– mente extraordinaria. Tanto si el Papiro nos da en ambos lugares el texto genuino del Evangelista como si solamente es un testimonio de una exégesis que circulara en su tiempo o en fechas anteriores, el P 66 cambia radicalmente el panorama exegético de esos pasajes. Con el artículo introducido en 7, 52 -ó 1tpoq;>~'<"I},- el panorama de Jn 7, 45-52 se ilumina de nueva luz y el sentido mesiánico de la cuestión discutida ante el Sanedrín resulta evidente. Y en cuanto a 8, 25b, no solall'.ente queda eliminada esa perpetua crux interpretum que tanto - 21-

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