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611 EL PAPIRO BODMER II Y EL IV EVANGELIO 915 aduce el códice 1241, que también lee s'ltl "1Í 'Yii, y el testimonio de otro códice minúsculo, de algunas versiones y de escritores secundarios que, si bien conservan el texto tradicional, i'ltl 't'1Í 'lt"f\"{1Í, cambian la preposición s'lt[ en 'ltocpii, que parece ser lo propio leyendo 'lt"f\"(ii; e igualmente aduce el comentario de san Juan Crisóstomo, quien, no obstante haber leído e'lt1 "'YÍ 'lt"f\i''YÍ, interpreta el adverbio otÍ't'wi; de suerte que Jesús se sienta en tierra 38 • Pero las razones de Boismard parecen excesivamente endebles para ,permitirnos aceptar que es el P 66 el que nos ha conservado aquí el verdadero texto original. Porque el códice 1241 no va más allá del si– glo XII 39 y nada tiene que ver, ni por la antigüedad ni por la familia, con el P 66 • Si algunos códices o versiones han leído 'ltocpii en vez de e'lt[, ello es muy natural, puesto que ése es el sentido de e'lt[ con dativo en la Koiné 40 • Y aunque san Juan Crisóstomo interprete el adverbio otÍ't'wi; en la forma indicada, él leyó realnténte com:o todos los códices. Trátase, pues, de un simple descuido del amanuense del P 66 , muy fácil de explicar, sobre todo en la escritura continua, y nada autoriza a que veamos en su variante algo expresamente intencionado, ni mucho me– nos a que creamos encontrar en esa variante el primitivo texto au– téntico 41 • . Síguese de aquí que en el caso de Jn 4, 6 la variante del P 66 , a todas luces involuntaria, no aporta nada nuevo, ni tiene valor alguno, ni cambia la postura adoptada por Jesús cuando esperaba a la Sa– maritana. 3) La genuinidad de Jn 5, 3b-4 es ya bastante discutible. Faltan estos vv. en los códices de primerísimo orden. El P 66 viene ahora a sumarse en contra de la autenticidad, como también se suma (ni podía esperarse otra cosa) a los que omiten la perícope de la Mujer adúltera (Jn 7, 52-8, 11). En 5, 3b-4 omite totalmente esos vv.; es decir, desde la palabra l;"f\pwv del v. 3b se salta, sin la menor señal de omisión o de duda, a la frase ~v os 't'ii; rlv6pw'lto<; con que comienza el v. S. Por consiguiente, nada queda en el P 66 sobre la espera por parte de los enfermos a que un ángel bajara, ni sobre el movimiento milagroso del agua, ni sobre la fuerza curativa de ésta, valedera únicamente para el primer enfermo que entrara eri la piscina. Sin embargo, conserva ín– tegro el v. 7, como los demás códices, cuyas frases parecerían exigir o justificar los vv. 3b-4. 38 S. JoH. CHRYSOST., In 1oannem, Hom. 31, 3 (PG 59, 180). 39 J. M. BoVER (en su edición crítica del NT, p. LXXI) le asigna el siglo XII. 4 ° Cf. SIMÓN-DORADO, Praelectiones Biblicae, N. T., I (Roma-Madrid, 1947), p. 454, nota 8. 41 Cf. BoTTE, art. cit., pp. 105-107, el cual pulveriza igualmente las ra– zones de Boismard, concluyendo que su explicación «descansa sobre la nada». -9-

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