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162 SERA,FlN DE AUSEJO 2 Más de sesenta veces se citan en la encíclica textos o palabras del NT, amén de no pocas alusiones al mismo, no indicadas en las notas respectivas. No todos los textos aducidos son igualmente importantes y demostrativos, ni cada uno de ellos puede, sobre todo si se hace ais– ladamente una exégesis científica, ser base sólida del culto al Sagrado Corazón. Hay muchas citas que podrían calificarse de accidentales. Pero la Sagrada Escritura, y particularmente el NT, constituye el ca– ñamazo sobre el cual está tejida toda la parte doctrinal de la encíclica. Y es cosa digna de tenerse en cuenta que, de las sesenta y seis ve– ces que se reproducen frases del NT, veintidós pertenecen a los escri– tos de san Juan; cuarenta y cuatro, a los demás escritos neotestamen– tarios. Esta proporción considerable en favor de san Juan, exactamen– te la tercera parte de los textos del NT citados, nos manifiesta con evi– dencia que, según la mente del Papa, los escritos del Discípulo Ama– do constituyen el principal y más abundante venero de la devoción al Corazón de Cristo. No en vano fue él "el discípulo a quien amaba Je– sús, el que en la cena se había recostado en su pecho" (Jn 21, 20). Entre los varios textos joánica, citados en la encíclica, hay uno -<81 de Jn 7, 37-39-que llama poderosan1ente la atención por múlti– ples motivos: primero, porque el mismo Santo Padre centra en él to– do el preámbulo de su encíclica, que con este texto queda plenamen– te justificada; segundo, por la especialidad de su puntuación ortográ– fica-y por consiguiente de su doctrina-, que el Papa, quizás por pri– mera vez en la historia de la Iglesia, adopta en forma muy distinta de la tradicional de la Vulgata, en contra de lo que hasta hoy nos dice la crítica textual del texto griego y aun de la misma versión latina; tercero, porque este texto parece ser el hilo conductor de la marcha del pensamiento en la encíclica, puesto que sus ideas, sobre todo la me– táfora de las corrientes de agua viva que brotan del manantial de Cris– to, ocurren con bastante frecuencia a lo largo de todo el documento pontificio; cuarto, por el riquísimo contenido de este texto, ya que, se– gún la puntuación y la exégesis que el Papa sigue (y en la otra pun– tuación también, según creemos), todos los bienes, sobrenaturales que Cristo derrama sobre los hombres proceden, así lo dice aquí san Juan, de lo íntimo de la persona de Jesús; y quinto, porque la relación de este texto con el corazón de Jesús parécenos tan evidente, que este texto por sí solo constituye la mejor réplica contra católicos y protes– tantes, más o menos refractarios a esta devoción o culto.

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