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184 SERAFiN DE AUSEJO 24 ideas de este pasaje de san Juan. Sus afirmaciones sobre que tal devo– ción "Evangelicis Litteris solide innititur" 41 son exactísimas. Aunque no fuera más que en virtud del pasaje joánico expuesto en nuestro trabajo, deberían desechar sus prevenciones contra esta de– voción todos aquellos-protestantes o católicos-que la rechazan co– mo cosa nueva en la Iglesia, desprovista de todo fundamento bíblico. Ya hemos visto cómo algunos exégetas protestantes, como Bultmann, convencidos por la realidad de las palabras de san Juan, llegan ·1 in– terpretar el pasaje comentado por "lo interior" de Jesús, y aun escriben la palabra "corazón"; pero ni siquiera se dan cuenta de que con ello están apuntando a los fundamentos bí– blicos de nuestra devoción. Y los católicos que la consideran como de– voción de tipo sentimentalista, se verían confundidos, si entendieran el pasaje estudiado aquí. Jesús no era un sentimentalista. Hablaba, eso sí, como hablamos los hombres, incluso sirviéndose del lenguaje metafórico tan connatural a los hombres, particulannente en los pue– blos orientales y meridionales. Y Jesús incluyó toda su obra y toda su acción sobre la Iglesia y las almas en aquella metáfora de los "ríos de agua viva" que manan de "su corazón". Resumiendo, en forma esquemática, la doctrína teológica del tex– to comentado, tenemos: 1) xoiAia es exactamente lo que nosotros decimos hoy, en sentido metafórico, "corazón". 2) Este "corazón" del Mesías es manantial (nótese la preposición sx que indica origen, procedencia) perenne y abundantísimo ("ríos de agua viva"). 3) Según la explicación auténtica que luego nos da el Evange– lista, estos "ríos de agua viva" aquí prometidos se refieren a toda la economía divina de la gracia, condensada en la sola palabra "espíritu". 4) El dador de esta economía es el "yo" teándrico de Jesús, Dios– hombre, su persona, pero a través de la metáfora de su "corazón'', que es el manantfal. 41. AAS, 48 (1956) 347.

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