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21 "RlOS DE AGUA VIVA" 183 un lado, el sentido que san Juan saele incluir en el término "espíritu" parece mirar a realidades superiores, de orden sobrenatural, muy dis– dintas de ese sentido físiconatural de "exhalar el espíritu", morir, se~ gún la frase de san Mateo. 2) Por otro lado, el verbo aquí usado por san Juan nQ'.p,tlt,mv, "entregó", "dio", sugiere la idea de relacionar es– te pasaje con la promesa del "espíritu" que Jesús daría a lm creyen– tes después de su "glorificación" (comenzada en la cruz y consumada en la resurrección), según Jn 7,39. El verbo mxpcxooüvcxi (de 19,30) re– sulta raro, tanto para indicar que Jesús devuelve al Padre el "espíritu" que de él recibiera (en cuyo caso mejor estaría el verbo cx11:0001Jvcxi ), co– mo para indicar simplemente que expiró (para lo cual es más natural la expresión de san Mateo: dq:,r¡xe e;o nvsíi[Lcx ). El verbo ncxpcxiloüvcxi pare– ce indicar más bien el acto de entregar algo propio al sucesor 40 • Y 3), si también aquí tenemos presente la costumbre de san Juan cuando incluye doble sentido en las palabras-clave de su Evangelio, bien pu– diera ser que, al escribir la frase "entregó su espíritu", quisiera darle doble valor: el natural de expirar, morir, y el de destacar aquel acto culminante, con el cual comienza Jesús a realizar su promesa de en– tregar a los creyentes su "espíritu". De todas formas, la nueva economía quedó inaugurada por la muerte de Cristo en la cruz (primera fase de su o6~cx ), y fue comple– tada por las inmediatas resurrección y ascensión (segunda fase de esa misma 86~cx ). Fue entonces, en su muerte y su resurrección, cuando se abrieron definitivamente, para nunca cegarser-puesto que de allí na– cen "ríos de agua viva", siempre permanentes-, los manantiales que brotan de su divino corazón. 3. SÍNTESIS DEL CONTENIDO TEOLÓGIOO DE JN 7,37-39 EN ORDEN ~L SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Con el texto estudiado hemos querido demostrar cómo, efectiva– mente, el NT nos da las bases fundamentales para establecer sólida– mente sobre la misma revelación pública, y no sobre revelaciones pri– vadas, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Aunque no tuviéra– mos más que este texto, la solidez bíblica de la devoción estaría de– mostrada. Razón sobrada tenía el Santo Padre, cuando, en el preám– bulo de la encíclica y a lo largo de ella, acude repetidas veces a las 40. Cf. DODD, o. c., 428, nota 3,

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