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21 "RiOS DE AGUA VIVA" ·181 ta que, en el día de Pentecostés, q:.iedara constituída la Iglesia con la venida visible del Espíritu Santo 37 • Esta resurrección y ascensión de Jesús, sentado ya a la diestra del Padre y entronizado allí como xóp¡o~ (cf. Fil 2, 9-11), constituyen su oó~rJ., su "glorificación". Sin embargo, para san Juan, la mayoría de sus conceptos-clave no tienen contornos tan perfectamente definidos, conceptual y temporal– ilnente, como en los Sinópticos o en san Pablo. Y por eso existe en el Evangelista una interferencia o reversión de los conceptos, por la cual pueden aplicarse a estadios terrestres de la vida de Cristo ideas que parecerían exclusivas de su vida gloriosa, como, viceversa, también puede hablarse de una "vida eterna" que el creyente posee ya duran– te su peregrinar terrestre 38 • Algo parecido acontece con el uso que hace san Juan de la idea de oó~rJ. y del verbo correspondiente 2oV.i,w, usado aquí (v. 39). Sin apartarse sustancialmente de las líneas generales de los otros autores neotestamentarios, él sabe revestir esta idea de matices muy suyos, muy personales. La presencia de la divinidad en Jesús de Nazaret y su poder divino eran ya aprehensibles, durante su vida terrestre, para aquellos que tenían fe en él. Y esta presencia de la divinidad se mani– festó particularmente-:-y paradójicamente también-en la muerte de Cristo, por la divina grandeza del hecho en sí y por su eficacia para dar, por la muerte, la vida al mundo. Lo paradójico, y al mismo tiemr po realísimo, es este uso especial del verbo ÓO~rJ.cr6~vrJ.t, "ser glorificado". La propia entrega de sí a la muerte por amor a la humanidad es la manifestación definitiva de la Bó~rJ. divina de Jesús (poder, majestad, grandeza, esencia divina, que se hacen perceptibles al creyente). De donde resulta que, hablando de Cristo, "ser glorificado" com- 87. Cf., sobre la ascensión de Cristo a la gloria el, día mismo de la resurrección, el .Jreve y claro resumen que nos ofrece P. BENOIT, en H. HAAG, Bibel-Lexíkon' (Ein– siedeln, 1951 ), art. «Himmelfahrt», p. 714-719. También san Pablo, en Rom 4, 25, viene a expresar el mismo pensamiento-aun– que no bajo el concepto de oÓ' C'. -, es decir: que la nueva economía de nuestra jus– til.c:ación se realiza por la muerte y por la resurrección de Jesús. En los manuales de Teología se ha insistido tanto en demostrar nuestra redención y justificación por la muerte expiatoria de Cristo en la cruz, que queda demasiado en la penumbra el influjo positivo que en nuestra justificación ejerce la resurrección y glorificación de Jesüs, La economía divina quiso que también ésta influyera positivamente y-cree– mos-no sólo como ejemplo de nuestra resurrección futura. 38. Cf. nuestro estudio antes citado ¿Es un himno a Cristo el Prólogo de qan Juan?, en «Estudios Bíblicos», 15 (1956) 404s,

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