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180 SERAFIN DE AUSEJO 20 el espíritu de vida y de realidad-verdad, el espíritu de Dios, para que realicemos nuestra "anábasis" a través de él-Cristo-, que así es nuestro camino 35 • Por consiguiente, este "espíritu" que habían de recibir todos los que ·creyeran en él, en Cristo, compendia, en esta sola palabra, toda la economía divina de la vida sobrenatural. Este "espíritu" se dará poi- doquier y con abundancia en doble forma: como cosa totalmen– te normal, por la acción de los sacramentos 35 ; y como donaciones caris– máticas o especiales, así en los primeros tiempos como a través de los siglos, por la acción directa del Espíritu Santo en las almas. En una palabra: toda la vida sobrenatural, en todos sus grados-vivencias ín– timas y manifestaciones externas-, va incluída en la palabra "espíri– tu". Y como esta palabra resume, en el comentario hecho por el pro– pio Evangelista, el contenido de las metáforas del discurso de Jesús, síguese que toda la economía divina sobrenatural tiene su origen en su "corazón", que es el manantial de donde corren los "ríos de agua viva". Pero la donación de este "espíritu" no era todavía una realidad en el momento histórico en que pronunció Jesús estas palabras. El Evan– gelista, que posteriormente conoció-iy sólo Dios sabe en cuán alto gracto!-la abundancia de esas donaciones de "espíritu·•, nos dice que en aquel momento histórico Jesús hablaba ''del espíritu que habían de recibir, olí ep.i /J.ov A1Xfl-~d,1w1, los que creyeran en él" (v. 39a). Este fu– turo de obligación supone un orden de economía divina que no deja de chocar; pues está indicando que Jesús, durante su vida terrestre, no fue dador de ese "espíritu". Por eso el Evangelista justifica ense– guida este futuro con la siguiente frase: «Pues todavía no había espí– ritu, porque Jesús no había sido aún glorificado» (v. 39b). Pero dno parece algo enigmática esta explicación? dCuál es esa "glorificación" de Jesús, que señalará el momento para que el "espí– ritu", procedente de su corazón, comience a difundirse sobre los cre– yentes como ríos caudalosos? La nueva economía del "espíritu" no sería inaugurada, porque así lo tenía Dios predispuesto, hasta después de la resunección de Jesús y su ascensión a los cielos; es decir: hasta que Cristo subiera a los cie– los y se sentara junto al Padre el mismo día de la resurrección, o has- 35. O. H. DODD, The Interpretation of the Fourth Gospel (Cambridge, 1954) 223 y 226. 36. OJl. LAGRANGE, Saint Jean, 2117.

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