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19 "RIOS DE AGUA VIVA" 179 la gracia, como en sus manifestaclones visibles y externas, cual suce. dió en Pentecostés. Todas estas donaciones sobrenaturales van incluí– das, para san Juan, en las metáforas usadas por Jesús en su discurso, reducidas po,r el Evangelista a "espíritu". Como muy bien anota Büchsel 3 4, no se trata del extraordinario in– flujo que ejercería sobre los suyos la fuerte personalidad de Jesús; na– da hay aquí de carácter meramente humano o psicológico. Todo el pasaje se mueve en la esfera de lo sobrenatural, de la unión con Cris– to por la fe y por la gracia; en la esfera de la vida, de la única vida que considera siempre san Juan: la vida en Cristo; y por él, en Dioo. Pero, aunque esta vida se realiza, de hecho, conforme sabemos por la Teología, mediante el Espíritu Santq no por eso hemos de decir que san Juan se refiere al Espíritu Santo personal. Notemos la parti– cularidad de la expresión que inmediatamente sigue: "Todavía no había espíritu ... " (El participio datus de la Vulgata falta en el texto griego). Ni 1t'!cíí:1.:c lleva artículo ni le sigue el calificativo lí:yiov. En– tendida la frase del Espíritu Santo en persona, resultaría durísima y aun incomprensible, pues vendría a negar su existencia antes de la "glorificación" de Jesús. En cambio, este espíritu, que resume todas las ideas del discurso de Jesús, está aquí relacionado con la esfera de la vida. Ahora bien, la asociación de "espíritu" con "vida", tan caracterís– tica de san Juan, tiene sus raíces en el Génesis (libro que el Evange– lista tiene ante la mente con más frecuencia de lo que a primera vista pudiera creerse). El "espíritu" es el dador de la vida o el vehículo de la vida: "Le inspiró en el rostro aliento dé vida, y fue así el hombre ser animado" (Gén 2, 7). Y como "vida" para san Juan es siempre nuestra comunicación a la vida divina, por eso el "espírítu", en CO!llc traposición a la "carne", es el medio de la palingenesia, de ese "nacer de lo alto", en contraposición al nacer natural (Jn 3, 5ss.) En otros lu– gares (14,17; 15,26) Juan asocia el éspíritu con &>s~0wx. La verdad es, para él, la realidad aprehendida; y esta realidad es la vida, ~w~; y Dios es éspírítu de vida, espíritu de realidad, espíritu de vida real di– vina. Y por eso, sólo aquel que es Dios, como lo es el Lagos-Cristo, aquel que descendió, del cielo en su "katábasis" (cf. Jn 3, 13) de amor a los hombres, puede darnos el renacer de lo alto, el tener en nosotros 84. F. BtJCHSEL, Das Evangelium nach Johannes: Das NT Deutsch, 4, (Gottin– gen. 1949) 100.

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