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178 SERAFIN DE AUSEJO 18 bla de ríos, para indicar la abundancia y la permanencia de su fluir. Y el agua de estos ríos es "agua viva" o "agua de vida", en doble sen– tido: para indicar que se trata de un agua perenne, de un manantial que constantemente fluye, en contraposición al agua de cisterna 32 , y para indicar también que se trata de algo esencial en el orden sobre– natural, en la vida de la gracia. Ni es de extrañar este doble simbolis– mo de una sola palabra en san Juan. Porque, conforme ha demostra– do recientemente Cullmann, son muchos los ejemplos de este doble significado de una sola palabra en el IV Evangelio, hasta el punto de que este detalle puede tomarse como característica propia de él 33 • Y por último toda esa abundancia de aguas se nos concede "gratis''. En los pasajes citados del Apocali~is se lee expresamente el adverbio awpeáv; en el pasaje que comentarno:¡ no se ve este adverbio, pero el pensamiento es idéntico: supuesta la fe, por parte del hombre sólo queda el venir y beber. Lo demás corre todo por parte de Jesús. 2) El significado de 1tveup.o,: en el v. 39 y la explicación del pasa– f e dada por el Evangelista Al acabar de referir el discurso de Jesús, todo él constituído por metáforas, según hemos visto, san Juan explica enseguida cuál es el contenido de las metáforas en sentido propio. «Esto dijo del espíritu que habían de recibir los que cre– yeran en él. Pues aún no había espíritu, porque todavía Je– sús no había sido glorificado» (v. 39). Lo que Jesús dijera por inetáforas, el Evangelista lo explica aho– ra en lenguaje propio, reduciéndolo todo a la palabra espíritu. Pero, ¿en qué consiste éste? ¿cuál es la realidad concreta incluída en este término? ¿Trátase aquí de la donación del Espíritu Santo en persona o de las gracias sobrenaturales? ¿y háblase de una donación transito– ria y carismática, o de una donación permanente y valedera para to-– dos los siglos, y universal, para todas las almas? En realidad san Juan incluye en la palabra espíritu toda la econo– mía divina de la vida sobrenatural, así en sus características ordina– rias como en sus donaciones carismáticas; es la donación del Espíritu Santo a las almas, así en forma invisible, por la donación ordinaria <le 32. Cf. LAGRANGE, Saint Jean, 106. 33. Cf. el resumen que da ZERWICK, en «Verbum Domini», 27 (1949) 64, de un trabajo de Cullmann que no hemos podido consultar.

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