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l l " R r O S D E AGUA VIVA" 171 Pero cabe también otra explic<',ciÓn de este anacoluto. No es difí– cil-y se dan bastantes casos en los escritos de san Pablo-que un es– critor sagrado, al intercalar una frase incidental de alguna extensión, deje en suspenso las palabras de la frase anteriormente comenzada y exprese ahora su pensamiento con otro giro que gramaticalmente no corresponda a aquella frase que se comenzó y no se terminó 16 • En consecuencia, ó ma-::súui, e/e; il¡Ls comienza una frase que luego, al re– producirse la cita del AT, quedará olvidada. Siendo esto así, no hay necesidad de que el pronombre demostrativo rxil-i:ou se refiera preci– samente a aquel nominativo del principio. Este pronombre manten– drá el sentido que tuviera en la cita viejotestamentaria, es decir, se re-• ferirá sencillamente al Mesías 1 7. Por consiguiente, aun manteniendo la puntuación tradicional, la explicación de que el manantial de donde las aguas de vida dimanan es el seno del Mesías, y no el seno del creyente, conserva toda su. pro– babilidad; y aun diríamos que, atendido su contexto inmediato y el sentido del AT, esta probabilidad se convierte en certeza moral. Sin embargo, si se admite la puntuación efesina, esa explicación resulta más clara, más sencilla, más evidente. Pero, en ambas puntuaciones, esa explicación es la más sólida 18 16. lb., § 46'7. 17. A la misma conclusión nos llevarla esta otra observación, fundada en el len• guaje hablado corriente. Se dan no pocos casos en los que se pone por delante un nominativo, el cual queda luego abandonado al intercalar otros incisos gramaticales. Lo gramaticalmer,te correcto hubiera sido poner, en_ lugar de aquel n.ominativo, un acusativo precedido de «en cuanto a», o de fórmulas equivalentes, como, «respecto de», «en io tocante a», etc.· Pero, de hecho, no es raro oir en la conversación hablada, aun entre ¡')emanas cultas, frases construidas de esta manera: «La. carta..., ya otro día responderemos a ella». Lo correcto en griego seria, en este caso, 1tep{ con genitivo. Perc ¿es improbable ese otro giro, usado en las lenguas habladas de hoy? Según es– to, y teniendo en cuenta, además, que en todo el pasaje está presente la idea de que por la fe es por donde se llega al Mesías y se apaga la sed de agua viva, ese nomi– nativo inicial habría que explicarlo gramaticalmente así: «En cuanto al que cree en mí...», en favor suyo se cumplirá lo que acerca del Mesías dice la Escritura: «Rlos de agua viva correrán de su seno». Y en fuerza de la cita viejotestamestaria, eviden– temente se trata del seno del Mesías. Luego a éste, y no al creyente, se refiere el pro– nombre rxu'to1i • Y se confirma también por el v. 39, donde los creyentes en el Mesías «han de recibir» el agua de la vida, pero no son ellos los dadores. 18. Recuérdese lo que antes decíamos, con MÉNARD (cf. nota 6 del presente estu– dio), acerca de cómo los textos del AT indujeron a los primitivos Padres, más quizás que motivos de critica textual o de dependencia efesina directa, a interpreti.r el v. 3d del Meslas, y no del creyente. Esto confirma cuanto venimos diciendo: que en am• bas puntuaciones--la tradicional y la efesina-el texto ha de entenderse del Mesías, ue cuyo «corazón» brotan las aguas de la vida.

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