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¿ ES UN HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO DE SAN JUAN'{ 391 El v. 12. - Gii.chter lo admite como perteneciente al himno primitivo, tal vez porque él no acentúa el carácter cristológico de tal himno. Sin embargo, aun dejando aparte la cuestión del ritmo, el sabor prosaico de la redacción es evidente. Pero lo que más nos fuerza a no admitirlo como parte del himno a Cristo es su tema: la filiación divina que ad– quieren los creyentes en El. Es un comentario al 1tcxpÉA.a~ov del v. 11. Pero tal comentario, prosaico por de más, nada tiene que ver con la marcha del pensamiento que sigue el autor. Por el v. 11, donde termina para nosotros la primera gran estrofa, o sea, la primera idea funda– mental, nos va preparando el autor para la segunda idea fundamental, que nos describirán las dos frases colosales del v. 14 a-b. Tanto el v. 11 como el v. 14 a-b, son frases sueltas, independientes, sencillísimas, que quedan rotas por la interrupción del v. 12, cuyo tema no entra en ·nin– guno de los himnos a Cristo recogidos por San Pablo. Creemos, pues, que hay razón suficiente para considerarlo muy dudoso y aun relegarlo a la segunda redacción del Prólogo, cuando éste va a servir de intro– ducción al Evangelio. El v. 13. Para Gii.chter (128), el v. 13 no es original del himno, porque no se guarda en él el paralelismo. Otra cosa sería si, en lugar de tres frases positivas y una negativa, tuviéramos dos positivas y dos negati– vas. Además, está construído en prosa, según él. Y aun contiene palabras que no parecen del estilo joánico. Nos permitimos dudar del valor de estas razones. Primeramente, aun suponiendo como fundamental la ley del paralelismo en las lite– raturas semíticas -cosa hoy discutible, por lo menos aplicada a todas las épocas-, esa ley no se cumple siempre, ni siquiera en la mayoría: de las ocasiones, en la que hemos llamado nueva voesía cristiana (129). Ni en el Prólogo tampoco. El mismo v. 16, admfüdo por Gachter como original del himno, no presenta un paralelismo mayor que el del v. 13. Por consiguiente, no se puede rechazar este versículo en virtud de la ausencia de paralelismo. El ritmo es bastante aceptable. La misma enumeración, a base de frases negativas, lo pide. Y los acentos le corresponden. Reúne, pues, este versículo condiciones de forma literaria más que suficientes para que pueda incluírsele en el himno primitivo. Pero otra cosa muy distinta es la temática, que, para nosotros, con– forme hemos indicado ya muchas veces, es lo más fundamental. Aquí he– mos de hacer, necesariamente, una distinción: Si leemos este versículo en la forma actual: ot... tyevvf¡8riocxv, el (128) Gi.'CHTER, StroPen..., p. 107. (129) Cf.. supra, p. 349 y 353 ss. (85}

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