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ioES UN HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO DE SAN JUAN~ b) v. 16 e) v. 18 O'!l EK '!OU 1tAr¡pwµai:oc; au,:oO T] µEt<; 1távrE<; EA.á~oµEv, Kal xáptv o:v,:l xápti:oc;. 8EOV ouoi;:lc; ECilpaKEV 1tCil1tO'l:E. ó µovoyrn'¡c; uloc; ó wv Ele; i:ov KÓA1tov i:oO 1ta1:póc;, EKEtvoc; Ef,r¡y~oai:o. 387 e) Versículos del Prólog'o no pertenecientes a su primera redacción; como himno a Cristo. Tenemos que enfrentarnos ahora con algunas dificultades de no poca importancia. Son las referentes a los versículos que, según nuestra distri– bución, no figuran en el primitivo himno a Cristo. Vaya bien sentado, por delante, que en manera alguna rechazamos esos versículos como no auténticos. Son del mismo Evangelista. Pero fueron compuestos al adap– tar el himno anterior para introducción de su Evangelio. Pero ¿ en virtud de qué razones suprimimos del himno primitivo los vv. 6-8, 12-13, 15 y 17? ¿Cómo justificar nuestro criterio? Comencemos por los vv. 6-8 y 15, relativos al Bautista. Se ha exagerado demasiado al considerar estos versículos como de carácter exclusivamente polémico. Como si el autor pretendiera única– mente demostrar que el Bautista no era el Logos (124). Sólo el v. 8 ha– bla en sentido negativo. En cambio, los vv. 6 y 7 describen, de forma positiva, y sin tendencia alguna polémica, cuál fué la actividad del Bau– tista. Y no era para menos. Juan evangelista nunca podía olvidar que, si llegó al encuentro con Jesús, fué gracias a la indicación del Bautista, en aquella tarde para él memorable (Jn. 1, 35-40). El Bautista dió testimo– nio de Jesús y ese testimonio fué y sigue siendo valedero. Por consi– guiente, en este ambiente mental, no es justo considerar los vv. 6-8 en plan polémico principal o exclusivo. Todo lo contrario: son el testimo– nio fiel de un verdadero profeta en favor de Jesús. Desde luego -y aquí aparece el aspecto polémico-, no hay que sobreestimar al Precursor por encima de lo que es. Pero él cumplió fielmente con su misión: dar testi– monio de Jesús. Por otro lado, desde el punto de vista literario, estos vv. pueden re– ducirse a cierto ritmo, que, si no es tan perfecto como el de los vv. 1-5, siempre resulta siquiera medianamente aceptable. Además, ya en nuestro trabajo hemos repetido varias veces que no nos parece recto el criterio_ (124) Cf. BULTMANN, o. c., p. 4 s~. [81]
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