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384 SERAFÍN DE AUSEJO, O. F. M. CAP. a nuestro parecer, existen en la forma actual del Prólogo-introducción algunos versículos ,que no parece pudieran pertenecer al primitivo Pró– logo-himno. l. Los versos individuales abundan de tal manera en el Prólogo, que casi todo él (por lo que respecta a los versículos por nosotros reco– gidos como pertenecientes al himno primitivo) está constituído por cláu– sulas brevísimas, independientes, isorítmicas, simplemente enlazadas por el Ka( copulativo. Esto vale sobre todo para la primera gran estrofa y para la segunda, tan breve. El pensamiento progresa, pero siempre me– diante frases sueltas. En la tercera gran estrofa, cada tripleta de ver– sos forma una sola oración gramatical, aunque en la última hay dos. Y si en todo el himno apenas hay proposiciones participiales o relativas (sólo una, en el v. 18 c), esto se debe, sin duda, a la manera de escribir del autor, mucho más semítica que griega. 2. Sin seguir las leyes del paralelismo, los versos, que no forman dísticos propiamente tales, al modo hebreo, constan generalmente de tres o de dos acentos, pero con desigual número de sílabas. La isoritmia, den– tro de estos límites, se da evidentemente. 3. La triple división estrófica, en conformidad con las tres ideas fundamentales del tema, se da igualmente en el Prólogo. Esta división según nuestro criterio, depende del tema y no de un número simétrico de versos. Por consiguiente, desde este punto de vista, el Prólogo puede ser muy bien un himno, aunque no se descubran en él estrofas simétricas. Mas todavía conviene destacar lo que ya hemos indicado en nuestra división. La segunda estrofa, la intermedia, solamente contenía dos versos. Pero las dos grandes estrofas -primera y tercera- contenían, respectivamente, tres pequeñas estrofas subalternas, de tres, cuatro o más versos cada una. Y esta observación nos ha sugerido la idea de relacionar el número resultante de todas estas pequeñas estrofas con el número siete, que, indiscutiblemente, parece tener no poca importan– cia en el simbolismo de San Juan y en la composición del Evangelio. miembros expresan un solo pensamiento (v. 9. 12. 14 c-d), en otras, el segundo continúa el pensamiento del primero y lo amplía (v. l. 4. 14 a), bien por paralelismo (v. 3), bien por antítesis (v. 5. 10. 11). R. BULTMANN, Das Evangelium des Johannes, Krit.• exeg. Komment. über das N. T. 13 (Gottingen, 1953 ), pp. 2 ss. En cuanto a su teoría especial sobre el origen del Prólogo como himno al Bautista, procedente de una comu– nidad "bautista" opuesta a la iglesia naciente, a la cual habría pertenecido el Evange– lista antes de su conversión al cristianismo, utilizando luego el himno de su comunidad anterior, dedicado al Bautista como Logos, para glorificar ahora a Cristo con igual título y como Logos encarnado (pp. 4-5), véase la justa crítica que, dentro de rn campo aca– tólico, le hace CH. MASSON, Le prologue du quatrieme F.vangile, en "Revue de Théo– logie et de Philosophie", 28 (1940), 297-311. [7SJ

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