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i,ES UN HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO DE SAN. JUAN'l 381. parte--, se los da el P. Spicq, en un estudio que hizo, tan bueno como • suyo, sobre el influjo de determinadas introducciones a diversas seccio– nes del libro de la Sabiduría en la estructura del Prólogo (115). Concre– ta.mente, la tesis de Lund-Boismard podría exponerse de. la siguiente forma. Según Lund, las dificultades del Prólogo desaparecen si lo supone– mos escrito bajo el principio del quiasmo. Forma y pensamiento corren ente>nces perfectamente y el Prólogo entero recobra su estructura simé– trica, que seria asi: A. .El Logos eterno con Dios. B. Relaciones del Logos con el cosmos y con los hombres del A. T. C. El Logos histórico, rechazado y recibido entre los hombres. D. Verdaderos y falsos fundamentos de la filiación. C' .El Logos histórico habitando entre los hombres y apare– cido como ellos. B' Relaciones del Logo~ con los creyentes del N. T. A' El Logos eterno en el seno del Padre .(116). Lund encuentra el quiasmo hasta en la disposición de cada una de las palabras del Prólogo. Pero para ello tiene que hacer verdaderos equi– librios, difíciles de sostener. Todo su sistema, sobre todo al extenderlo a cada frase y aun a cada palabra, parece demasiadb cabalístico, a fuerza de ser rebuscado y descender a pormenores. Además, hay que admitir tam– bién, en su sistema, .la sucesión cronológica del Prólogo, cosa que, como hemos indicado anteriormente, no nos parece nada probable. De idénticas características, pero con más moderación en cuanto a ciertos pormenores, es la opinión de Boismard, que sigue fielmente los . principios de Lund sobre el quiasmo. El Prólogo, según el P. Boismard, está constituido de forma que el pensamiento progresa por etapas suce– sivas, formando una parábola -en sentido geométrico-, de movimiento descendente y ascendente, cuya base toca la tierra y cuyos lados se pier– den en el infinito. El centro de la parábola -el contacto con la tierra– lo forman los vv. 12-13: "Por el Verbo encarnado llegamos a ser hijos de Dios". Preceden cinco ideas principales, repetidas a la inversa des– pués de haber tocado la parábola en la tierra. Y coincide con Lund al considerar como punto central del Prólogo nuestra filiación divina (117). (115) C. SP'ICQ, Le siracide et la structure littéraire du Prologue de saint /ean, Memorial Lagrange (París, 1940), pp. 183-195. No recogemos aquí las conclusiones de este magnífico trabajo, porque versan más sobre los antecedentes del contenido temático del Prólogo que sobre su forma literaria. (H6) luND, The Influence of Chiasmus..,, .pp. 41-44. (117) BOISMARD, o. c., p. 107. [75]

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