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¿ES UN HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO DE SAN JUAN' 375 Y nuevamente hemos de concluir que, igual que nos sucedía en el himno de la I de Timoteo, en la palabra' "carne", en la frase Ko:l ó :>..6yo<; oclcp~ ÉyÉVE't'O va incluída también, y de un modo indirecto y pregnante, la situación kenótica del Logos-Cristo, o sea, la segunda idea funda~ mental de los himnos cristológicos. Menos sentido kenótico parece tener la otra frase que hemos incluído en esta segunda estrofa temática: Kocl ÉOK~VülOEV ÉV ~µí:v, sobre todo si la uniéramos a la manifestación de la "gloria", de la cual nos habla la frase siguiente, sin interpretar como wau adversativo el Ka:[ del ver– siculo 14 c. Sin embargo, a pesar de que San Juan no delimita de manera tajante las ideas, antes siempre se descubren en ellas esas interferencias de que hemos hablado, el É~VCuOEV 110 exige necesariamente que haya de expli– carse de la manifestación mediante la "gloria". De por sí indica simple– mente la vida nómada y transitoria, e-1 fijar la tienda en lugar desértico y por breve tiempo. Y Jesús la fijó, durante su vida terrena, particular– mente ÉV ~µí:v, entre el grupo de sus discípulos. Y si es verdad que éstos vieron su "gloria", en realidad' no la comprendieron, no la "contempla– ron", de una manera eficaz y definitiva, hasta después de la resurrección; y transitoriamente, en el Tabor. Si San Juan no recordara, al escribir estas frases, más que la presencia de Jesús entre ellos, pero con las limi– taciones que en aquél entonces gravaban sus rudas inteligencias, podría decir de Jesús que "habitó" entre ellos, pero difícilmente podía hablar de la "gloria" de Jesús. Por eso, el ÉO'K~VCuOEV debe entenderse separado de esa "gloria" que siguió a la resurrección y en antítesis con ella. Indica más bien la manera humilde, transitoria, intima para con sus discípulos, pero incomprendida por ellos hasta después de_ vivir Jesús su vida terrestre. En una palabra: puede referirse muy bien a la situación kenó– tica de Jesús, hecho "carne" destinada al sacrificio de la cruz para dar la vida al mundo. La frase "y habitó entre nosotros" debe, pues, englobarse en la se– gunda idea fundamental de los himnos cristológicos. La tercera idea fundamental de los himnos cristológicos es la exal– tación gloriosa de Jesús resucitado, sentado a la diestra de Dios Padre y constituído en fuente de vida sobrenatural para su Iglesia. Con diver– sas variantes, tal era el tercer elemento temático de los himnos a. Cristo estudiados anteriormente. Y también este tercer elemento temático del himno cristológico apa– rece aquí desarrollado en todo su esplendor. (69]

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