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370 SERAFÍN DE AUSEJO, O. F •. M. CAP. temente la Eucaristía, sino que alude expresamente a que esa "carne" de Jesús será entregada 61te.p Tfjc; -roO Kóoµou Z,:c.>fjc;, "por la vida del mundo" (6,. 51). Tenemos aquí, en la palabra "carrie", una alusión ma– nifiesta a los dolores y a la muerte de cruz por lá salvación del mundo. La "carne" de Jesús es carne salvífica: carne viviente y santificadora por la Eucaristía y carne redentora por la cruz. Por consiguiente, la idea de oápf; en San Juan, cuando aplica esta palabra a Jesús (y recuérdese que el Evangelista nunca parece agotar plenamente sus ideas), no puede estar desgajada de la idea de la cruz. Y, por lo mismo, la modalidad kenótica de la encarnación no está ausen– te del haberse "hecho carne" y del haber "fijado su morada" entre nos– otros. Alguien podría decir, particularmente los acostumbrados a nuestro razonar teológico, tan tradicional como lógico y verdadero, que de nues– tra explicación resultaría un sentido extraño y desacostumbrado para este v. 14 a-:b. Por un lado, el sujeto o 'r-.óyoc; ya no sería el Hijo de Dios sin la humanidad, sino Jesús de Nazaret, Dios ya encarnado. Por otra, habría que desvirtuar la significación propia del EyÉve-ro y aun dar a la palabra oápf; un sentido que no es tradicional. Este versículo siem– pre se ha entendido de esta manera: El Verbo de Dios sin la carne (o A.óyoc;) se hizo (EyÉvE-ro) lo que antes no era, se hizo hombre (oápf;) : tomó la naturaleza humana, se encarnó. Si ahora decimos que o :>...óyoc; es Cristo Jesús, no tendría sentido decir que Cristo (que ya es Dios– hombre) se hace hombre. Y así nos vemos obligados a dar a la palabra oó:pf; un sentido extraño y desacostumbrado. Podríamos mantener la exégesis más o menos acostumbrada, aunque reconocemos que acepta, casi exclusivamente, lo que San Juan afirma "in obliquo" (el hecho de la encarnación en sí mismo) y hace caso omiso de lo que San Juan afirma "in recto" (la modalidad o matiz kenótico de la vida de Cristo subsiguiente a la encarnación). Y tendríamos entonces que el sujeto, 6 :>...óyoc;, ya no significaría, en esta frase, el Logos-Cristo, sino exclusivamente el Hijo de Dios, o sea, Jesús en cuanto a su divini– dad, en cuanto segunda Persona de la Trinidad. Sin embargo, puesto que Logos viene a ser como un nombre de Jesús, al que describe, de una manera equiparable al Kyrios de San Pablo, este significado debe mantenerse a lo largo del Prólogo, mientras razones poderosísimas no nos obligue~ a lo contrario. 'ª Tal parece suceder en los vv. 1-2 y en este v. 14 a. Aunque el título de Logos se refiera generalmente a Jesús, parece un despropósito decir que Jesús, también en cuanto a la humanidad, es eterno y está en el seno del Padre (vv. 1-2) o que Jesús también en cuanto a la humanidad, [64)

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