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3üo SERAFÍN DE AUSEJO, O. F. M. CAP. De esta manera, San Juan lanza de lleno a Jesús, en cuanto Hijo de Dios, en el seno de la divinidad, como consustancial con el Padre (cf. 20, 31); la creación ha sido realizada, no por Jesús, ni siquiera por el Hijo, con exclusión de las otras divinas personas (pues sabido es que las obras de Dios "ad extra" son comunes a las tres personas de la Trinidad), sino mediante Jesús, donde la preposición füá debe conser– var ese carácter vago de las preposiciones hebreas, que permitía a San Pablo decir conjuntamente que el mundo fué creado en, mediante y con miras a Cristo (Ev, fná, de;), y cuyo pensamiento repite aquí San Juan dos veces en el Prólogo (vv. 3 y 10); la revelación sobrenatural y la vida nos vienen de Cristo, que es la Vida y es la Luz (conceptos tan repetidos a lo largo de todo el Evangelio); y si "el mundo" y el pueblo de Israel, "los suyos", no le recibieron, con ello se apunta a la idea de repulsa y, en cierto modo, a la situación kenótica de Cristo, puesto que no se presenta en el mundo con el esplendor y la gloria· que a. su persona corresponden. Concebida así toda esta primera parte, en cuyos detalles exegéticos nos es imposible detenernos, pero cuyo sentido general creemos haber expuesto acertadamente, parécenos a todas luces manifiesto que el con– tenido temático de estos versículos coincide, en sus líneas generales, con lo que venimos llamando primera idea fundamental de los himnos cris– tológicos: descripción de Cristo en su ser teándrico y su intervención en la creación histórica, así como su obra en la tierra en cuanto origen de la vida sobrenatural y de la luz de la revelación. La segunda idea fundamental del himno cristológico era la humilla– ción o kénosis de Cristo, tan ampliada en Filipenses, pero clara y con– cretamente aludida en Colosenses y Hebreos, y más veladamente en la I de Timoteo. En el Prólogo encontramos esta misma idea compendiada en dos esticos: v. 14 a-b ,cal 6 Myoc; oapf, EyÉvE-ro Kal EOK~VulOEV EV úµí:v (97). (97) El v. 13 tiene un corte realmente muy rítmico, a pesar de no estar formado por oraciones gramaticales aisladas, como es tan propio de San Juan en el Prólogo, sino por una sola proposición gramatical. Como luego veremos, todo depende de la lectura que se adopte. Si leemos, como siempre, Qui ex Deo nati sunt, va estrictamente ligado al v. 12. Pero si leemos, como propuso Braun (cuyos argumentos podrían reforzarse, según creemos, con un pasaje de las Odas de Salomón [cf. p. 349 de este trabajo]), Qui ex Deo natus est, este v. 13 formaría una estrofa clarísima, referente a la encarna• ción virginal y a la situación kenótica de Cristo, con el v. 14 ab. Cf. F. M. BRAUN, Qui ex Deo natus est, Jean 1, 13, en "Aux sources de la Tradition chrétienne", Mélan– ges offerts a M. Goguel, Bibliotheque théologique (Neuchátel-París, 1950), pp. 11-31. [62]

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