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366 SERAFÍN DE AUSEJO, O. F. M. OAP. sima de vida sobrenatural, revelador supremo del Dios cxópcnoc;, pre~ cisamente porque, siendo consustancial con El, es también hombre visi– ble, cuya gloria divina contempló San Juan, como Saulo la vió también en el camino de Damasco. Centrada así la idea del Prólogo y teniendo en cuenta el procedimien– to mental de San Juan, que va contemplando y expresando los diversos aspectos del tema, no por enumeración lógica, sino por involuciones, pa– semos ahora a proyectar sobre el Prólogo los diversos elementos temá– ticos de los himnos cristológicos de la era apostólica, para ver si descu– brini.os en él aquellas tres ideas fundamentales de los primitivos himnos a Cristo, aunque"'el procedimiento de San Juan sea, en parte, distinto del de San Pablo. b) Nuestra distribución temática del Prólogo como himno a Cristo. Distingamos, ante todo, entre el Prólogo como himno cristológico y el Prólogo como introducción al IV Evangelio. Si queremos consiervar el Prólogo en su estado actual, como intro– ducción al IV Evangelio, compuesto, desde luego, al mismo tiempo que toda la obra, parécenos inútil pensar que se trata de un "himno" a_ Cristo. Hay en esta introducción una serie de pensamientos y de expre– siones que en manera alguna pueden formar parte del tema de un himno ni revisten la forma literaria hím.nica. Ya los analizaremos luego. Pero, si se admite que el Prólogo es un himno a Cristo, como se vie– ne repitiendo con frecuencia, es menester desglosar del Prólogo actual todos esos pensamieptos y expresiones que no encajan en el tema y en la forma de un himno a Cristo, añadidos por el propio Evangelista cuando lo adapta para introducción a su Evangelio, y entresacar las frases que, por su tema y su forma literaria, pudieran formar el himno cristológico, compuesto por el mismo San Juan con miras al culto y, por lo tanto, con existencia independiente y anterior a su adaptación, realizada tam– bién por el Apóstol, para Prólogo-introducción. Veamos, pues, si, mediante este desglose, y analizando lo más ati– nadamente posible las ideas y la expresión literaria, contrastándolas lue– go con las notas características de los himnos a Cristo durante el primer siglo de la Iglesia, logramos descubrir cuál sería el himno primitivo, base del Prólogo-introducción. Comencemos por confrontar los tres elementos esenciales de los him– nos cristológicos con el Prólogo-himno. El primer elemento esencial o la primera ide~ fundamental de los himnos cristológicos era la descripción de la persona y de las cualidades teándricas del Cristo histórico; reconocer y confesar los derechos divinos [60]

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