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364 SERAFÍN DE AUSEJO, O. F. M. CAP. medios de expresión" (92). Y en orden a estas palabras, al P. Lagrange le parece demasiado fuerte el verbo "analizar". Por eso dice: "Juan no analiza, sino contempla la verdad en sus diversos aspectos, y estos rayos de luz acaban por formar un haz, hasta producirse la fórmula definitiva, como el Verbo se hizo carne" (93). Y en el mismo sentido añade Buzy que en San Juan no hay fronteras ni divisiones ni partes destacadas; como en nuestros discursos o tratados. Desde la primera línea se aborda el tema total y luego se aclara parcialmente, volviendo repetidas veces sobre él; Juan procede lentamente, como las olas que van y vienen, hasta llegar a su plenitud, en un ritmo constante e irresistible, bañando . la altura o por lo menos salpicándola. Así procede San Juan en sus ideas y aproximaciones hacia el objeto, hasta que lo ha explorado totalmente y lo ha expresado a su gusto con fórmulas humanas. No hay, pues, des– arrollos sucesivos, sino círculos convergentes y concéntricos; no hay evolución, sino involución inmanente; no hay marcha regular, sino avan– ces y retrocesos, pero de forma que el término final se consiga (94). No dudamos de la: realidad de este procedimiento. Nos parece evi– dente para quien lea sin prejuicios el Prólogo y muchos pasajes de San Juan. Pero de lo que sí nos permitimos dudar es de que el término final al que San Juan pretende llegar sea precisamente la encarnación, como dice Lagrange; como si el Evangelista hubiera construído todo este pró– logo majestuoso, portada grandiosa de su Evangelio, unicamente para demostrarnos que Jesús era verdadero hombre. Y dudamos igualmente que sea la encarnación el tema del que Juan qui~re hablarnos desde el principio, por esa especie de varias proyecciones parciales, como propone Buzy. Leyendo desapasionadamente el Prólogo, y teniendo en cuenta el procedimiento mental que estos beneméritos autores señalan, lo que pa– rece evidente no es la descripción de la encarnación en cuanto tal, sino la. descripción de todas las riquezas del ser teándrico de Jesús..Este es el término final, al que llega San Juan mediante sus análisis parciales y su método de involución. El procedimiento de los círculos concéntricos lo expuso ya, hace años, el P. Holzmeister (95) y la resume muy bien el P. Bover (96). Es un procedimiento que parece evidente en la manera de pensar y de expre- (92) E. B. ALLo, L'Apocalypse (París, 1921), p. CXCIX. (93) M. J. LAGRANGB, '2vangile selon saint Jean' (París, 1948), p. XCVII. (94) D. Bu2Y, Un procédé littéraire de saint Jean, en "Bolletin de Littérature Ecclésiastique", 39 (1938), pp. 62 63 y 66. (95) U. HoLZMBISTBR, Prologi Iohannei. (1, 1-8) idea principalis et divisio, en "Verbum Domini", 11 (1931), 65-70. ' (96) BovBR-úNTERA, Sagrada Bibli,I (Madrid, BAC, 19H), in h. /. [58]
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