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360 SERAFÍN DE AUSEJO, O. F. M, OAP. por lo tanto inútiles para nuestra cuestión, como no sea, en algunos ca– sos, para la determinación del ritmo (84). En la práctica, la contestación es muy düícil, por la multitud de opiniones exegéticas que hay y por las interferencias de las cuestiones. que el Prólogo suscita. Para proceder con orden, veamos previamente las principales ten– dencias exegéticas respecto del contenido del Prólogo y luego proyec– taremos sobre este c~ntenido los criterios que hemos deducido anterior– mente de la estructura temática de los himnos a Cristo. Lo mismo hare– mos luego respecto de la forma literaria. 2. EsTRUCTURA TEMÁTICA DEL PRÓLOGO a) Idea central del Prólogo y procedimiento mental de San Juan. Dos tendencias bien definidas existen respecto del contenido del Prólogo. La primera (85) -que quieren llamar tradicional (86)- concibe el Prólogo como una composición de proceso rectilíneo, cronológico en cierto modo. Los vv. 1-13 describen la preexistencia del Verbo sólo en cuanto Dios, su dignidad y su obra antes de la encarnación; los vv. 14-18 tratan del Verbo después de la encarnación y de los beneficios que de ella se siguen (87), Pero los partidarios de esta distribución, advirtiendo los muchos inconvenientes que en ella existen por causa de los vv. 6-13, se han visto forzados a crear una sección intermedia con estos vv., sin saber con cuál de las dos anteriores relacionarla. Porque, por un lado, ¿ cómo de– fender que el testimonio del Bautista (vv. 6-8) y la presencia del Verbo– luz en el mundo, que "vino a los suyos y los suyos no le recibieron" (vv. 9-13), se refieren al Lagos líocxpKoc;, al Verbo antes de la encarna– ción y, por consiguiente, al Hijo de Dios en su naturaleza divina y como (84) a. BULTMANN, o. c., pp. 4 ss., y la crítica que de él hace RuacsrruHL, o. c., pp. 67 s~., aunque éste niega en absoluto que el Prólogo tenga carácter de himno (pp. 69-70). ' (85) Cf. SrMÓN-DORADO, Praelectiones biblicae, N. T., vol. I (Turín-Madrid, 1947), pp. 244 SS. (86) H. FACCIO, De "Verbo" Dei (Joan. 1, 1), en "Verbum Domini", 26 (1948), p. 30, nota 2. Si por "tradicional" entendemos lo que ha prevalecido durante mucho tiempo, es exacta tal denominación. Pero, si buscamos su enlace con la era apostólica, tal vez la segunda "tendencia" sea, entonces, bastante más "tradicional" que la primera. (87) Otros lo dividen así: los vv. 1-5 se refieren al Verbo antes de la encarnación; y los vv. 6-18, al Verbo ya encarnado. Pueden verse reseñadas estas divisiones en cual– quier comentario o estudio recientes. Por eso nos abstenemos de citar. nombres. [54]

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