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356 S~:RAFÍN DE AUSEJO, O. F. M. CAP. fuente de vida para la misma y jefe de ángeles y de hombres redimidos. En I de Timoteo, equivalentemente, se ensalza la eficacia de su presencia pneumática, así en el mundo angélico como en el mundo terrestre. b) En cuanto a Za expresión literaria: 1. Versos individuales o de un solo estico, generalmente. constituído por una sola cláusula gramatical, concisa, brevísima, cuando el himno se conserva en toda su pureza redaccional primitiva, como es el de I a Ti– moteo. Por lo demás, no faltan las proposiciones participiales y relati– vas. Pero, cuanto más primitiva es la forma, más se advierte que las frases son sueltas, cortadas, independientes, isorítmicas, simplemente yuxtapuestas o bien enlazadas por el Ka( copulativo. 2. Por lo general, cada verso, liberándose de la ley del paralismo o del dístico hebreo, pero manteniéndose muy lejos de la prosodia cuanti– tativa de los clásicos, está constituída por dos o por tres acentos, aunque contenga desigual número de sílabas. 3. La triple división estrófica, en conformidad con las tres ideas fundamentales del tema del himno, no contiene determinado y siempre idéntico número de versos en cada estrofa, porque es el tema el que determina la estrofa y no la simetría numérica de sus versos. Tales son, a nuestro parecer, las normas generales que rigen la es– tructura y la forma de expresión de los himnos cristológicos del N. T., deducidas -creemos que legítimamente- del análisis de los mismos y de los demás elementos de nuestro estudio. III APLICACIONES AL PROLOGO DE SAN JUAN l. ESTADO DE LA CUESTIÓN Comencemos por recordar un hecho. En las iglesias de ambiente efe– sino y en otras relacionadas con ella por su ideología y espiritualidad, al principio del siglo II se da una floración fecunda de himnos cristológi– cos, cuyo tema principal es concretamente Cristo considerado en cuanto Logos. Antes, parece que no había sucedido así. Se componían, desde luego, himnos a Cristo, celebrando su persona histórica, sus grandezas y su obra. Pero nunca, de una manera expresa por lo menos, bajo el as– pecto de Logos. Y hacemos esta salvedad, porque en Hebr. 1, 2-4, si no está la palabra Logos, está ya el concepto. [50]

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