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. i, ES UN HIMNO A CRISTO ET, PRÓLOGO mJ SAN ,JUAN~ 355 cristológicos de las epístolas de San Pablo esta triple división estrófica nos parece evidente. Resumiendo, pues, en forma esquemática cuanto llevamos dicho, te– nemos que la estructura del himno cristológlco, particularmente el de la era apostólica, comprende: a) En cuanto al tema: Tres elementos esenciiiles que, a •pesar de su diversa disposición Y amplitud, resumen el núcleo doctrinal relativo a la persona de Cristo y a su obra en los cielos y en la tierra. Estos tres elementos temáticos o ideas fundamentales son: l. Descripción de la persona o cualidades teándricas del Cristo his– tórico. Breve, pero clara, en Filipenses; más amplia y grandiosa en Co– losenses y Hebreos en I de Timoteo, porque el himno parece no estar completo. 2. La obra cumbre de Cristo en la tierra, conseguida mediante la humillación o kénosis. De una forma o de otra, siempre se alude a la situación kenótica o a la muerte de Cristo. Es en Filipenses donde más se amplía esta idea, porque así lo pedía el contexto que ha exigido la cita o glosa de un himno a Cristo. Pero tampoco falta esta alusión clara y concreta en Colosenses ni. en Hebreos ni siquiera en la I de Timoteo, conforme hemos observado. 3. La exaltación gloriosa de Cristo resucitado y sentado a la diestra de Dios Padre, donde se le concede aquella gloria de la que se despojó durante su vida terrena y su muerte. Esta gloria queda compendiada en el nombre de Kyrios, expresamente citado en Filipenses y claramente aludido en Hebreos. En Colosenses, esta gloria se describe más bien. por el título de haber sido constituido Cristo como "Cabeza" de su Iglesia, del Monte Atos, que, a su vez, procedería de un arquetipo quizás del siglo n, y aun tal vez emparentado con ciertas homilías de Melitón de Sardes o anterior a éste. Contiene un trozo, que es una especie de comentario o midrasch a Act. 7 (martirio de San Este– ban), pero no está compuesto de frases bíblicas, sino con elementos oratorios griegos. '"Se caracteriza por una serie de breves cláusulas paralelas, de longitud casi idéntica, marcada por la repetición de los pronombres al principio de cada cláusula, así como, al final, por frases contrapuestas, que, en parte, resultan rimadas" (p. 71). En los ejem– plos de Melitón que aduce Zuntz (pp. 72·73) se advierte un ritmo clarísimo, diverso según el tema de que trata; y lo mismo se diga de los ejemplos paganos que reproduce. Las frases repetidas, iniciadas por el mismo pronombre, son de corte semítico y parecen se– guir e1 paralelismo. Pero estas frases se combinan con los artificios del asianismo contempo– ráneo. La división en estrofas la pide el tema, según nuestro criterio, mucho más que cualquier número determinado de versos. Es muy curioso este caso, porque nos parece que confirma cuanto venimos afirmando aquí sobre la nueva poesía cristiana. [49)

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