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b ES UN. HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO DE SAN JUAN'I 353 espiritualmente alada, aunque la expresión literaria carezca de todo artificio y parezca corriente y vulgar. No ignoramos que, para algunos, parecerá excesiva audacia llamar a estos himnos poesía, y precisamente poesía nueva. Por un lado, los lími– tes de la poesía y de la prosa, tanto en los himnos analizados como en los consagrados a los dioses del Asia Menor, son muy difíciles de deter– minar (72); y hay quienes ni siquiera I Tim. 3, 16 lo consideran como poesía -cuánto menos otros trozos del N.T.-, a pesar de reconocer en ellos cierta elevación de estilo que parece sobrepasar la prosa (73). Poi' otro, la analogía de toda esta literatura hímnica con la poesía semitica parece evidente (74). Sin embargo, para nosotros existen tres criterios que nos autorizan a bautizar los himnos cristológicos con el nombre de nueva poesía cris– tiana. Estos son: 1) La estructura temática del himno, que no sólo celebra un hecho totalmente nuevo -,-Cristo y su obra--, sino que lo hace con un esquema mental perfectamente acomodado a la historia real de Cristo, coincidente, en líneas generales, con los himnos religiosos del ambiente helenístico. 2) La presencia de cierto ritmo, más aún, de un ritmo casi siempre uniforme, que claramente se destaca de la prosa. Esto se ve, de manera evidente, en el himno de I a Timoteo, que parece también el mejor con– servado desde el punto de vista litera.río. 3) La ausencia del paralelismo hebreo, que, por más que se procure salvar con buena voluntad, no se advierte tan fácilmente en los himnos estudiados, donde el pensamiento progresa libre de los cánones del pa– ralelismo. Verdad es que hoy se preguntan los especialistas si las céle– bres leyes del paralelismo, descubiertas por Lowth hace ya dos siglos, son tan fundamentales en la poesía hebrea como se ha venido repitien– do (75). Pero, de todas formas, quien compare nuestros himnos cristoló- (72) Cf. CERFAUX, Hymnes au Christ..., "Revue dioc. de Tournai", 2 (1947), pp. 10-11. (73) Cf. F. V. FILSON, How much of the N. T. is poetry?, en "Journal of Biblical Literature", 67 (1948), p. 133. (74) CERFAUX, /. c., p. 10. (75) Cf. el excelente trabajo de T. P1Arn, I carmi alfabetici della Bibbia, chitt.ve della metrica ebraica?, en "Bíblica", 31 (1950), 281-315; 427-458, donde demuestra, por de pronto, que el principio fundamental del verso hebreo no es el dístico; con su paralelismo, sino que el verso hebreo es esencialmente monóstico (p. 440). F. V. FILSON niega que el paralelismo, que también ocurre en prosa, sea criterio seguro para deter– minar si un pasaje bíblico es prosa o es poesía (pp. 128-129 del art. citado poco ha, en la nota 73 de este trabajo). Las conclusiones de Filson son pesimistas, por faltar criterios seguros respecto de cómo era la poesía aramea. El ritmo sería, hoy por hoy, el único indicio (ibid., pp. 129 s.). Sin embargo, además del ritmo, nuestro análisis de los [47]

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