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¿ES UN HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO DE SAN JUANT 343 En consecuencia, .parécenos que este fragmento cristológico de I Tim. 3, 16 corre en la misma línea kenótica y gloriosa, respectivamente, del himno de Filipenses, por más que la kénosis esté aquí reducida a su mínima e:x:presión, a las palabras ÉV aap1d. No sabemos cuáles eran los versos del himno omitidos en este frag– mento, que seguramente no comenzaba por el verso que aquí se cita en primer lugar. Pero no seria extraño -aunque esto sea pura hipótesis– que al principio del himno se hablara de las cualidades divinas de la persona histórica de Cristo (lo que hemos llamado primera idea funda– mental de los himnos cristológicos); luego claramente se alude a la• kénosis de Cristo, siquiera en forma sumarísima (segunda idea funda– mental) ; y por último, en frases compendiosas, se canta la resurrec– ción de Cristo, su vida gloriosa y la eficacia de su presencia espiritual en el mundo (tercera idea fundamental, algo parecida a la segunda idea del himno de Colosenses). La conclusión es clara. También este himno cristológico de 1 Tim. 3, 16 sigue, en forma genérica, la misma trayectoria de los otros himnos a Cristo estudiados anteriormente; contiene, como ellos, la sustancia del "kerigma" apostólico y constituye una verdadera profesión de fe en Cristo. d) Hebr. 1, 2-4. El lector medianamente preparado que aborda la epístola a los He– breos, en seguida qued11 gratamente maravillado por la solemnidad majes– tuosa de estos primeros versículos y por su denso contenido (56). El autor dades morales de la humanidad de Cristo, que, aunque apareció "en carne", es carne sin .pecado, justificada por el espíritu; y entonces, el verso tercero, "fué mostrado a los ángeles", significaría la manifestación de la encarnación a los ángeles, como que cons– tituía el objeto de sus deseos (cf; I Petr. 1, 12; Ef. 3, 10). Aunque preferimos la exé– gesis que arriba hemos dado, es evidente que con esta interpretación de Spicq se apunta también a la condición kenótica de Cristo y no exclusivamente al hecho de la encarna– ción. Porque, si es v,erdad, como todos reconocen, que el pensamiento de este himno progresa siempre por antítesis, a la idea de cualidades morales humano-divinas -"justi– ficado en espíritu"-, debe contraponerse la idea de haber aparecido "en carne", que tomaría aquí cierto matiz peyorativo, menos el pecado, tan frecuente en San Pablo. Y si esto es asl, ya tenemos más destacada la forma o modalidad de la encamación, ,que la encarnación misma. Llegamos, pues, por distinto camino, a la misma conclusión. Y es que, como dice muy bien el mismo SPICQ (ibid., p. CLXI), San Pablo y San Juan conciben la encarnación post f actum y no in fieri; y la encarnación post factum incluye esa modalidad kenótica, añadimos nosotros, inseparable de la vida terrestre de Cristo. (56) Así lo hacen notar, en general, los comentarios. Cf., entre los de última hora, TEODORICO DA CASTEL S. PIETRo,. [!Epístola agli Ebrei, La Sacra Bibbia di Garofalo (Turín-Roma, 1952), in h. l., y C SPICQ, 112pitre aui Hébreux, ed. 2.•, vol. 11 (París, 1953), p. l. [37]
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