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342 SERAFÍN DE AUSEJ0 1 O. F. M. CAP. No es presumible que este himno tuviera solamente los versos que aquí recogió San Pablo. Es evidente que sólo tenemos aqui un frag– mento. Ahora bien, si es verdad lo que ya hemos observado sobre la estruc– tura temática de los himnos cristológicos y lo que aún nos queda por decir, en este fragmento tenemos claramente la tercera idea fundamen– tal del himno de Filipenses -segunda en el de Colosenses-, relativa a la gloria de Cristo r.esucitado y viviente en su Iglesia. Es lo que indi– can los versos segundo y siguientes. Pero ¿ cuál es el sentido del verso primero? La cuestión d,epende, por antitesis, del sentido que tenga la justifi- . cación espiritual de la que nos habla el verso segundo. Por muchas vuel– tas que se le dé, no creemos que esta justificación pueda explicarse cumplidamente sino de la transformación del cuerpo de Cristo por la resurrección, de su transfiguración en cuerpo glorioso, pneumático (es– piritual), como pneumático será también nuestro cuerpo resucitado. Y esta transfiguración se le concede a Cristo como "de justicia" -fué justificado--, porque es cualidad que se le debe a su ser teándrico. Y si se despojó de ella durante su vida terrena, precisamente mereció su recuperación por su kénosis. El "justificado en espíritu" se refiere, pues, a nuestro entender, a la gloriosa transformación que recibió el cuerpo de Cristo en su resurrección (54). Pues bien, esa transformación gloriosa, pneumática, de Cristo va contrapuesta en nuestro himno a la aparición en carne (verso primero), como contrapuestos van, por pares, los seis versos del himno. De aquí que el manifestarse Cristo "en carne" dice algo más que el hecho de la encarnación a secas. Dice también, y reforzándolo, el matiz o modo especial de esa encarnación. Es la contraposición al estado glorioso de Cristo por la resurrección. Dice, en una palabra, la situación o condición humilde y mortal en que quiso .colocarse Jesucristo, Dios y hombre, en este mundo, viviendo en él y muriendo como si no fuera más que simple hombre. Creemos, pues, que tv ocxpKl "en carne", viene a resumir, de cierta manera, toda la idea de la kénosis de Cristo ~n la tierra, tan amplificada en el himno de Filipenses (55). (54) Sería esta frase algo paralela a Rom. 1, 4, donde Cristo, por su resurrección, es "constituido" o "manifestado" en poder, cual corresponde a quien es Hijo de Dios: ópto6Évroc; utoü 9EOÜ EV 6uváµEL KCX'rO: 1tVEܵcx áyLúlO'ÓVT)c; tt; ávamáOEúlc; VEKp@V. Sobre el sentido que nosotros damos a EfüKCXL@6T), véase también DESCAMPS, o. c., pp. 87-89. (5 5) A la misma conclusión llegaríamos por la exégesis que propone SPICQ (P.p1tres Pastorales, p. 109). Según él, el segundo verso de nuestro himno indicaría las cuali- [36]
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