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l,ES UN HIMNO A CRISTO ~:rr, PRÓLOGO DE SAN JUAN' 339 Iglesia (49). El himno, según creemos, es estrictamente cristológico; su tema es el Cristo personal, objeto de la fe de la Iglesia y "verdad" que ella fundamenta entre los fieles y sostiene en el mundo. En realidad, lo que aquí sucede es sencillamente una transición: se venía hablando de la "casa de Dios", de la "Iglesia de Dios vivo, columna y sostén de la verdad" (v. 15). Y entonces se introduce el himno a Cristo, ya conocido previamente de los cristianos, como indicando en qué consiste la esen– cia de esa "verdad", de la que la Iglesia es, respecto de los fieles, funda– mento y sostén. La clave de la transición está en el v. 16 a: Kal 6µ011.o– youµé.vc0c; ~ té.ya fo-rlv -ro TilC: EUOE~dac; µuo-rf¡ptov· "ciertamente es gran– de el misterio de la piedad". Generalmente se interpreta esta frase o ·bien como formando parte del himno o por lo menos como determinando su tema. Sin embargo, la frase citada, a nuestro entender, ni forma propiamente parte del himno ni determina su objeto, sino que es una exclamación litúrgica, una fór– mula introductoria tomada de una solemne confesión pública, parecida a las aclamaciones introductorias o intercalares de los. himnos efesinos a Artemis. Y entonces, los versos del himno aquí citado, interpretados de la carrera del Cristo personal (no estrictamente de la carrera de la Iglesia, pues ello no tendría sentido), son como una profesión de fe, una explicitación del contenido que en sí entraña la "verdad" del v. 15. La Iglesia es "columna y sostén de la verdad"; y esta verdad consiste en creer y profesar lo que Cristo es personalmente: Cristo encarnado, resu– citado, glorioso y viviente en su Iglesia; éste es el objeto sustancial de la fe cristiana. Tal nos parece, con Spicq -y mucho antes que él con Bartolomé. Pascual (50)--, el contexto inmediato precedente del himno, que así debe entenderse del Cristo personal. (49) J. M." GONZÁLEZ Rurz, Gravitación escatológica del cosmos en el N. T., "XIV Semana Bíblica Española" (Madrid, 1954), p. 124: "Con muchos autores cree– mos en el carácter eclesiológico del himno. Todo lo que aquí se dice del Cristo personal, se afirma de El en cuanto agente de la satería por medio de la Iglesia." Creemos, por el contrario, que la palabra µuon']pLOV sólo se dice de Cristo. Incluso en Ef. 5, 32 quizás tenga también sentido personal. Pero tanto en el referido lugar de Efesios como e.n éste de la I de Timoteo, el "magnum mysterium" podría entenderse a modo de exclama– ción, tomada del ambiente cultual efesino, según explicamos a continuación. (50) C. SrrcQ, Les Építres pastorales, ed. 2.ª (parís, 1947), p. 107. B. PASCUAL, El temple efesia d' Artemis i la primera carta a Timoteu, en "Analecta Sacra Tarraco– nensia", 1 (1925), 71-82; véanse particularmente las pp. 77-78, donde compara el µÉya: fo-r(v -ró -r~c; EUOEj3E(ac; µucrTI'¡ ptov (I Tim. 3, 16) con el µEyáA.r¡ "Ap-rEµtc; 'EcpEOLWV (de Act. 19, 28. 34): Son aclamaciones introductorias o también aclamaciones que van alternando· con el himno en forma de epiclesis. Y hasta los versos de todo el himno parecen guardar cierta proporción con los títulos que la turba enardecida de Efeso tributaba a su diosa, según las frases que reproduce Act. 19, 26. 27. 35 (pp. 78- 79), aunque tal vez esta última comparación resulte un tanto forz.ada. [33]

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