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336 SERAFÍN DE AUSEJO, O. F. M. CAP. de reconciliar todas las cosas con Dios (o sea, después de su obra terrena y su muerte en cruz) como clave y como realizador del nuevo orden, como primogénito de entre los muertos, como "pleroma" santificador, como constituído en la primacía absoluta y universal de todo el cosmos, par– ticularmente del angélico y del humano, restaurado por EL Y esta seme– janza de ideas nos obliga a reconocer bastante afinidad y aun identidad sustancial entre la que llamábamos tercera idea fundamental del himno de Filipenses y la que en este himno de Colosenses ocupa el segundo lugar. Es evidente que aquí ha habido una inversión de ideas. Y no vamos a decir que originariamente el himno no fué construido así, sino que el orden ha sido trastocado posteriormente. La absoluta unanimidad de la crítica textual nos manifiesta lo contrario. El himno de Colosenses con– serva, indiscutiblemente, su orden primitivo. Más aún, si por los di.versos "hapaxlegomena" y otros indicios (que no son del caso) se pudiera pen– sar que, en Filipenses, Sap Pablo ha incluído en su carta un himno ya existente y conocido por sus fieles, en nuestro caso, en Colosenses, pare– ce mucho menos admisible tal inclusión. Antes al contrario: es el pro– pio Apóstol quien, tal vez siguiendo la línea de los himnos cristológicos ya conocidos, pero adaptando las cosas a su manera, es decir, glosando la temática usual en tales himnos; siempre con relativa libertad, ha com– puesto este otro himno a Cristo como clave de la creación sobrenaturali– zada y restaurada, permitiéndose, porque así le convenía para realzar la absoluta primacía de Cristo, alterar el orden de las ideas. Pero, salvo este orden invertido de ideas, éstas coinciden sustancialmente con el himno de Filipenses y con el que luego hemos de ver en la introducción de la epístola a los Hebreos. La tercera idea fundamental de este himp.o -correspondiente a la segunda de Filipenses- es la Kénosis de Cristo, recordada aquí, en Colo– senses, por el v. 20 b, de una manera tangencial, para volver en seguida en el mismo v. 20 c-d, a la idea predominante de la segunda estrofa temática. Desde el punto de vista meramente literario, estos tres últimos ver– sos -los del v. 20 b-d_:_ parecen formar parte de la segunda estrofa, la cual resultaría así de factura similar a la primera. Algo semejante, a la inversa, podría observarse en el himno de Filipenses, al principio,· donde los tres primeros versos, que trataban de la dignidad y derechos divinos que Cristo posee, quedaban gramatical y literariamente enrolados en la segunda estrofa, la de la kénosis. Con todo, tanto en un caso como en otro, la distinción de ideas fundamentales es evidente. Y si, desde el punto de vista literario, es decir, gramaticalmente, podría agregarse Fil. 2, 6 a la estrofa de Fil. ~' 7-8, como Col. 1, 20 b-d a la de 1, 18-.20 a, desde el [:30]

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