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332 SERAFÍN DE AUSEJO, O. F. M. OAP. aristotélicas. A la teología corresponderá elaborar un sistema que las determine. Pero el dato bíblico es cierto. San Pablo nos enseña que Cristo, segundo Adán, es clave de la existencia del mundo y de su reconciliación con Dios. Si analizamos ahora el texto de Col. 1, 15-20 desde este punto de vista, la lógica, la sencillez, la grandiosidad de ideas, las alabanzas di– rigidas a Cristo, todo confluye a la formación de este maravilloso him– no a Cristo, más sublime aún, en cierto modo, que el de Filipenses, y profesión clarísima de fe cristiana. Y es natural que los cristianos que leyeron la carta incluso desgajaran este himno de su contexto y lo can– taran en sus reuniones litúrgicas; pues, aunque no hay constancia docu– mental de ello, la imaginación fácilmente lo concibe así. Y vamos a ver cómo la estructura temática se identifica, sustancial– mente o en sus líneas generales, con la estructura temática del himno de Filipenses. Nos referimos a las tres ideas fundamentales que en aquel himno cristológico hemos advertido. Cinco estrofas propone Masson para este himno de Colosenses (40); tres había indicado Cerfaux en otra ocasión (41), pero en trabajos pos– teriores propone solamente dos grandes estrofas, a quien sigue J. M. Gon– zález Ruiz (42). Dos propuso también Lohmeyer: primera, los vv. 15-16 e; segunda, vv. 18-20. Los vv. 13-14 los considera como preludio de la pri– mera estrofa, al igual que los vv. 16 f-17 preludian la segunda (43). To– das estas estrofas pueden admitirse, por cuanto cada cual a su manera tiene su lógica. Lohmeyer consigue perfecta simetría entre las dos es– trofas centrales que establece; y Masson presenta sus cinco estrofas completamente simétricas, de cuatro versos cada una, pero rechazando el v. 18ª, precisamente porque rompería el equilibrio. Ya se comprende que jamás podemos aprobar este criterio, cuando tiene contra sí toda la tradición textual. De todas formas, reflexionando nosotros sobre el texto sin el menor prejuicio literario, creemos descubrir en él, en cuanto al tema, las tres ideas fundamentales que vimos en el himno de Filipenses, aunque un tanto diversas, por ser tan diverso el punto de vista en que el autor del himno se coloca. En Filipenses, lo esencial era destacar el ejemplo (40) M.ASSON, o. c., p. 105. (41) L. CERFAUX, Hymnes au Christe des Lettres de saint Paul, en "Revue dioc. de Toumai", 2 (1947), p. 6. (42) CERFAUX, Jesucristo en San Pablo..., p. 332. Cf. también GONZÁLEZ Rmz, o. c., p. 121. (43) E. LOHMEYER, Die Briefe an die Philipper, Kolosser und Phi/emon, Krit.– ex.eg . Kommentar über das N. T. (Gottingen, 1930), pp. 41 s. (de la nueva paginación de Colosenses), in h. J. [26]

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