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330 SERAFÍN DE AUSEJO, O. F. M. OAP. Creemos sincerámente que no. Pensamos que, centrando bien la exé– gesis de todo el pasaje y analizando con atención sus ideas, volvemos a descubrir, sustancialmente, idéntica estructura temática, con sus tres partes fundamentales, que en el himno de Filipenses; y por lo tanto, que también aquí tenemos un himno completo, si bien es manifiesta la in– versión que ha hecho San Pablo entre lá segunda y la tercera idea fun– damental. Para demostrarlo, y para que nos sirva también como punto de re– ferencia o de comparacióri. con los himnos posteriores, vamos a analizar el contenido sustancial del himno, concretando después cuál es la divi– sión estrófica sugerida por las ideas fundamentales del tema. Y ante todo, una cuestión capital: ¿ Quién es el sujeto del cual se pre– dican conceptÓs tan sublimes, como ser "imagen de Dios", "primogé– nito", fundamento de la creación terrestre ·y angélica, y ser aquel en quien todo el universo encuentra su "consistencia" ? ¿ Trátase aquí de Cristo en su pura dimensión divina, del Hijo de Dios que está en el seno del Padre y sin connotación alguna a la encarnación, o trátase del Cristo histórico, del hombre-Dios en su conjunto teándrico? También aquí hemos de lamentar las diversas corrientes que ha se– guido la exégesis, tanto durante la época patrística como en épocas pos– teriores, desde la desviación introducida por los Apologistas en su afán de emparentar la filosofía con la revelación, y la llamada al orden de San Ireneo, quien hace de Jesucristo el centro de la historia y de la fe, la clave que explica la existencia del cosmos (37). Porque, si atendemos al contexto y al texto mismo, pronto se advierte que solamente hay un camino para comprender bien el pensamiento de San Pablo y responder a la pregunta antes formulada. En todo este pasaje de Colosenses, desde el principio hasta el fin, lo mismo que en la oración o acción de gracias que le :precede (vv. 9-14) y en las reflexiones que inmediatamente le si– guen (VV. 21 ss.), no hay más que un sólo sujeto gramatical que se re– fiere a persona: Cristo Jesús en su ser teándrico, el Jesús histórico de siempre, el Jesús viviente y triunfante de la experiencia de Damasco. San Pablo no se paró nunca a especular sobre la dimensión divina de Jesús prescindiendo de su humanidad. Siempre nos habla del hombre– Dios, portador de la salud a la humanidad. "No afirmamos -escribe a este propósito González Ruiz- que en estos textos paulinos, interpretados a la luz de toda su teología, se ex– cluya la idea de un Cristo-Dios preexistente en su naturaleza divina; solamente queremos decir que en ellos se a,punta "in recto" a Cristo- (37) Cf. J. M.ª GoNZÁLEZ Rmz, Teandrismo en la cristología de San Pablo, en ".Estudios Bíblicos", 12 (1953), pp. 270 s. [24] /

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