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i,ES UN HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO DE SAN JUANT 323 Y lo afirmamos así por múltiples razones. Primeramente, no parece exacto decir que el Hijo de Dios se humi– lla -y mucho menos que se despoja de algo, que es el significado propio del Él<ÉVWOEV-, por asumir o elevar hasta sí. la naturaleza humana uniéndola a su persona divina, puesto que con este hecho, ,por sí sólo, de nada se despoja de cuanto le es propio y consustancial. Además, cuando se trata de la encarnaición en cuanto tal, en el N. T. se utiliza con preferencia É{j)CXVEpw8r¡, "apareció" (26), pero nunca ÉKÉvwoEv. Y en el evangelio de la Infancia, particularmente al describir la anunciación del Angel, se respira amor y condescendencia infinita, pero nunca hu•· millación o kénosis, La gramática y el contexto parecen excluir igualmente la idea de kénosis-encarnación. El único sujeto gramatical que rige todas las pro– posiciones referentes a la .kénosis es Jesucristo (v. 5), inmediato ante– 'cedente del relativo oc; (v. 6). Y según la manera de pensar del Apóstol, que jamás separa el Cristo transcendente del Cristo histórico (27), Je– sucristo supone gramaticalmente por la encarnación ya efectuada. Ni se traiga a colación el "cum in forma Dei esset" de la Vulgata, como si el Apóstol pensara en la soia naturaleza divina y en los tiempos ante– riores a la encarnación. Porque el participio ú-n:ápxwv, aunque indica una permanencia actual y perenne, no se refiere propiamente a los tiempos anteriores a la encarnación ni a la eternidad en cuanto tal, sino a los tiempos de la vida terrestre de Cristo, ya pasados para el momento en que escribe San Pablo, coincidiendo en su significado histórico con el tiempo determinado por los aoristos de indicativo a los cuales acompaña. En estos tiempos pasados, históricos, de la vida terrena de Cristo, éste conservó formalmente, siempre, la µop(jl~ 8rn0, es decir, todos sus de– rechos de aparecer externamente "igual a Dios" ; pero renunció a ellos en lo externo, en lo cual precisamente consistió su kénosis. Por lo de– más, la preexistencia eterna se hubiera expresado, no por el simple ún:ápxwv, sino por su compuesto n:poün:ápxwv (27 bis). (26) "En San Pablo y en, San Juan, el verbo 4>ocv2p& es el que ocurre con más frecuencia, con pretensiones de tecnicismo, para indicar la Encarnación (Rom. 16, 26; Col. I, 26; I Tim. 3, 16; H Tim. 1, 10; Tít. 1, 3; I Jn. 1, 2; 3, s. 8; 4; 9)" (J. M.ª GoNZÁLEZ Rurz, Sentido soteriológico de KEPHALÉ en la cristología de San Pablo, en "Anthologica Annua", 1 [1953], p. 212. Y muy acertadamente escribe P. BoN– NARD, o. c., p. 48: "En San Pablo jamás se présenta la encarnación como humillación (ni tampoco en San Juan), en el N. T., en general, la encarnación es un acto soberano de Dios (Gál. 4, 4; Rom. 1, 3)." En cuanto al tecnicismo de (j)o :ve.pw, véase también C. SPICQ, Les Éfrítres pastorales, 2.ª ed. (París, 1947), p. CLXI. (27) Cf. HENRY, art. Kénose, DBSuppl., t. 5, p. 17. (27 bis) Cf. FEU!LLET, l. c., p. 63. [17}

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