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270 ESTUDIOS BÍBLICOs.-Fr. S. de Ausejo, O. F. M., Cap. incluso los venidos del judaísmo fraían también las costumbres de la Sinagoga, donde, junto a los cánticos· sagrados, se habían intro– ducido ;oraciones y cánticos recitativos (64). A esta necesidad acudi– rían los cristianos capacitados -1¿ ,y por qué no, también, los propios apóstoles de aquellas iglesias, y concretamente, San Pablo y San Juan?__., componiendo himnos a Cristo, para ser cantados por las comunidades en los ados de culto ; y posteriormente, según las oca– siones, los propios apóstoles aludirían a tales himnos, cuando' escri– bían a esas mismas comunidades, por'que sabían que todos los «her– manos» los habían aprendido de memoria. De todas formas, dos cosas parecen comprobadas: que en las prímitivaF" comunidades minorasiá~icas existía un personaje en– cargado de componer los himnos y de dirigir el culto, pertenecien– te a la «gerusia» (y aun quizá era el mismo presidente de la comu~ nidad), comparable al úp.vqiaói;; o 8eóA.o 1 oi;; del culto de Artemis; y que Ia estructura de los himnos cristológicos guarda cierto pare– cido, en cuanto a la mera disposición del tema, con los himnos he– lenísticos de aquella época y en aquellas regiones. Respecto de la existencia de fal personaje, ya San Justino, en la descripción de los ágapes cristianos, indica cómo el presidente de la reunión cultual ha de entonar a1vov 'xalªaoEav al Padre. al Hiio y al Espíritu Santo, respondiendo, todos loe concurrentes con la acla– mación hebrea armén (65)'. Y San Ireneo nos habla del anciano o divino embajador, pregonero de la verdad, ó 6Eioi;; 'ltpecr~th-r¡i;; xr.d x~puE 't:~i;; ,ll.:r¡6e1ai;;, que con su palabra y sus versos confuta las abe– rraciones gnósticas (66). (64) E. PERCY: Die Probleme der Kolosser-und Epheserbriefe (Lund, 1946), página 39, nota 33, donde, a pe,sar de que antes negara la •existencia ~e t¡,ows de ,estii,Io rítmko-" en la Sinagoga (pág. 38, n,ota 32), reconloce\ que en na liturgia ,sina-nogal se encu,entran acumuladas oracione,s partidpiale,s ireferent,e,s a Dios, de las que aduce do-s ,ejempfos repre5entativ,os. Del mismo, estilo--añrude--;>ueden ci– tar-se oraciones Jitúrgiicas de la antigüedad cristiana, como los párrafos que ,se leen en C'onstitutiones Apostol'ltae, 7, 25 [PG 1, 1.016 s.]. Y también ruquí 'hemos de añadir que, precí&amente este trozo .Jitt'Írgko a que se a.leude, en el que no e5 tan dificil advert,i.r ,cierto ritmo, c-ontiene, cla.rí >Simais, nuestras tres ideas fu,nda,men-ta– le,s: que pOT El (Jesús) cr,eó, Dioo todais las co,sa,s y las gofüerna; que El se hi2,o hombre para padecer y morir por nosotr,os ; y que resucitó glorioso, y está sentado a la diestra de Dios Padre y no-s dará :la iresurrecdón de entre fas muertos. (65) S. Iusmros : Apol. 65 {PG 6, 428). (66) S. !RENEUs: Adv. haer., I, ló, 6 (PG 7, 628),

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