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¿ Es UN HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO bE SAN JUAN? 2 5 7 tamente cristológico ; su tema es el Cristo personal, objeto de la fe de la Iglesia y «verdad» que ella fundamenta entre los fieles y sostiene en d mundo. En realidad, lo que aquí suc~de es s,encillamen– te una transición: se venía hablando de la «casa de Dios», de la <ilglesia de Dios vivo, columna y sostén de la verdad» (v. 15). Y entonces se introduce el himno a Cristo, ya conocido pr,eviamente dé los cristianos, como indicando en qué consiste la esencia de esa c<verdad)),· de la que la _Iglesia es, respecto de los fieles, fundamen– to y sostén. La clave de la transición está en eJ v. 16a: Kcd óp.oAo– ·íoup.évwc; p.é1a tcrdv ,o ,~e; Euas~alac; µua,~ptov· «ciertamente es grande el misterio de la piedad». Generalmente se interpreta esta frase o bien como formando par– te del himno o por lo menos como determinando su tema. Sin em– bargo, la frase citada, a nuestro entender, ni forma propiamente parte del himno ni determina su objeto, sino que es una e:xdama– ción litúrgica, una fórmula intróductoria tomada de una solemne confesión pública, parecida a las aclamaciones 1ntroductorias o inter– calares de los himnos efesinos a ,Artemis. Y entonces los versos del himno' aquí citado, interpretados de la carrera del Cristo per– sonal {no estrictamente de la carrera de la Iglesia, pues ello no ten– dría sentido), son como una profesión de fe, una explicación del cont,enido que en sí entraña la «verdad» del v. 15. La Iglesia es <<co– lumna y sostén de la verdad», y esta verdad consiste en creer y pro– fesar lo que Cristo es personalmente: Cristo encarnado, resucitado, glorioso y viviente en su Iglesia; éste . es el objeto sustancial de la fe cristiana. Tal nos parece, con Spicq-;y mucho antes que él rnn Bartolomé Pascual (50),- el contexto inmediato precedente del himno, que así debe entenderse del ,Cristo personal. cr,eemo,s en el carácter edesio,lógi-co del himno .. T,odo Jo que aquí ,se dice de,! Or-isto personal, ,se afirma de El •en 1cuan.to a.g,ent,e de la «,satería» po1r medio de la Igle– rfa". Creeimo,s, por e,! contrair1io, que la pa,1aibra p.ucn:~ptov ,sólo \S,e dke de Cri:sto. Incluso en Ef. 5, 82 ,quizá tenga también sentido- per-sona.J. Pero tanto en e,J ref.e– rido lugar de Efe.sio\S, ,como ,en ,e\Ste de la I de Timo,teo, e,! «magnum mys-teirium» podría entenderse a modo de exdamación, tomada del ambiente cultual efesino, \Según expücamos a c-ontinuadón. (50) C. SPICQ: Les Epitres pastorales, ed. 2."' (París, 1947), pág. 107. B. PAS– CUAL: El temple efesia d' Artem.is i la primera; carta a Timoteu, en «AnaLeota S(wra Tarraconensia», 1 (1925), 71-82; véanse particularmente las págs. 77-78, donde com– para el P.ªTª icrclv ,;o ,;~~ SOOe~eia, p.uo -c~ptov (1 Tim 3,16) con el p.erák,¡ ~ 'Ap-csp.t~

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