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256 ESTUDIOS BÍBLrcos.-Fr. S. de Ausejo, O. F. M., Cap. e) 1 Tim. 3, 16 He aquí otro himno a Cristo, fragmentario, desde luego, en cuanto al tema, pero esta vez citado literalmente. Y mientras en los demás himnos cristológicos, suponiendo que en ellos se tratara de citas, no tenemos quizá la expresión literaria primitiva en toda su exactitud, en éste es evidente que sí. Eí ritmo de estos seis versitos es clarísimo ; su estructura, de dos acentos cada uno, muy sencilla ; no hay trabazón gramatical, sino que cada frasé, regida por el re– lativo oc; del principio (que ni siquiera forma parte del primer verso, sino que iría al principio del himno, no conservado aquí), es inde– pendiente ; los seis verbos están en aoristo pasivo, con su corres– pondiente complemento cada cual, siempno con la preposición E'i, menos el tercero, que no la tolera. La sencillez y el frescor de esta pequeña composición, que suena también a profesión de fe en Cris– to, es de un iirismo extraordinario y respira tal unción religiosa que parece como si, con solo su lectura, estuviéramos escuchando aún el eco de aquellas primitivas comunidades cristianas, perse– guidas, incomprendidas, pero gozosas de poder cantar, aisladas de todo lo exterior, estos himnos maravillosos a Cristo quasi Deo, a quien sabían presente en medio de e'llas. Si nos atenemos al contexto que inmediatamente precede a la cita,, parece ser que el himno celebra el gran «Misterio» de la Igle– sia de Dios vivo, columna y sostén de la verdad. Este gran «Miste– rio» no se considera, como es lógico, desligado de Cristo ; antes al contrario, tan es una misma cosa con Él, objeto único de la profesión de fe de la Iglesia que, a renglón seguido, mediante el relativo mascuiino oc;, a pesar de no precederle gramaticalmente ningún nom– bre masculino, cítanse los versos del himno, cuyo tema, por consi– guiente, vendrían a ser, conjuntamente, Cristo y la Iglesia. Pero aunque Cristo y la Iglesia jamás se consideren, ni mucho menos aquí, desligados el uno de la otra, el himno ni es propiamen– te eclesiológico ni su tema es precisamente el gran «Misterio)), es decir, Cristo y su Iglesia (49). El himno, según creemos, es estríe- (49) J. M.ª GoNZÁLEZ Rmz: Gravitaci6n escatol6gica del cosmos en el N. T., 11XIV: Semana Bíblica Españo.Ja» (Madrid, 1954), pág. 124: <rJCon mucho,s autores

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