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255 ¿ ES UN HIMNO A CRISTO EL PROLOGO DE SAN JUAN? .,,,,.,..,----=-----------------=------- El pecado de Adán introdujo, pues, un desequilibrio entre toda la creación y Dios, y es Cristo quien nuevamente restaura el orden primero, «pacificando» por su sangre a los ángeles y a los hombres con Dios. ¿Cómo alcanzó a los ángeles el pecado del hombre y cómo les alcanza la redención de Cristo? .Es que, concebida la creación como la co:1.cibe San Pablo: en, por medio die y con miras a Cristo, es decir, en función de Cristo (Col. 1, 16), y siendo Cristo la clave de toda criatura, particular– mente de la humana y de la angélica, de forma que .el verdadero pri– mer hombre hecho a imagen y semejanza de Dios es propiamente Cristo (46), toda la creación, y particularmente la racional, ángeles y hombres, revis.t.e un carácter de fraternidad. «El mundo angélico también participa de esta restauración padfica. Indudablemente, hay que excluir toda redención de los ángeles por Cristo. Pero la crea– ción es fraternal. Los ángeles no forman un mundo acotado; al con– trario, aparecen uncidos a nuestra historia por una tarea de dirección y de protección. Cuando con el hombre rescatado la creación mate– rial queda enderezada y encaja,da en su prístino destino y canta, dig– namente la gloria del Creador, los ángeles no permanecen extraños a esta armonía recobrada; en vez de dar unc:, nota afinada en un conjunto orquestal discordante, entran a forrr_ar parte de un con– cierto, en donde todo converge hacia una admirable sinfonía» (47). Y como lapidariamente escribió San Ireneo, «por el Logos de Dios todo está bajo la influencia de la economía redentora; y el Hijo de Dios ha sido crucificado en beneficio de todo, habiendo trazado la señal de la cruz sobre todas las cosas» (48). Asi llegamos otra vez a la conclusión anteE apuntada : los him– nos a Crist,o contenidos en los escritos paulinos celebran lo que Cristo es en su ser teándrico ; su exaltación g~oriosa y su entroni– zación como fuente de vida sobrenatural; y la realización de su obra en la tierra mediante su kenosis y su muerte en la cruz. Cada uno, pues, a su modo, así el himno de Filipenses como este de Colosen– ses contienen la sustancia del «kerigma» apostólico y constituyen una verdadera p,rofosión de fe cristiana. (46) Cf. ,el ,texto d.e Sain Ir,eneo ,que hemos aducido ,e:i 1a nota 39. (47) J. HuBY: Les EpUres de la captivité. «Verbum salutis», vol. VIII, pá– gina 48. (48) SAN lRENEO: Demostración..., núm. 34 (PATR. ÜRIENT., 12, 685-686: tex– to armenio y traducc:ón inglesa, y 773: traduoci6n francesa),
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