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254 ESTUDIOS BÍBLicos.-Fr. S. de Ausejo, O. F. M., Cap. cluído en su car:fa un himno ya existente y conocido por sus fieles, en nuestro caso, ,en Colosenses, parece mucho menos admisible tal inclusión. Antes al contrario: es el propio Apóstol quien, tal vez siguiendo la línea .de los himnos crisfológicos ya conocidos, pero ádaptando las cosas a su manera, es decir, glosando la temática usual en tales himnos, siempre con _relativa libertad, ha compuesto este otro himno a Cristo como clave de la creación sobrenaturalizada y restaurada, permitiéndose, porque así le convenía para realzar la ab– wlufa primacía de Cristo, alterar el orden de las ideas. Pero, salvo este orden invertido de ideas, éstas coinciden sustancialmente con el himno de Filipenses y con el que luego hemos de ver en la intro– ducción de la Epístola a los Hebreos. La tercera idea fundamental de este himno-correspondiente a la segunda de Filipens•es-es la kenosis de Cristo, recordada aquí, en Colosenses, por el v. 20b, de una manera tangencial, para volver en seguida en el mismo v. 20c-d, a la idea predominante de la se– gunda estrofa femática. Desde el punto de vista meramente liferario, estos tres últimos versos-los del v. 20c-d-parecen formar parte de la segunda estro– fa, la cual resultaría así de factura similar a la primera. Algo se– mejante, a la inversa, podría observarse en el himno de Filipenses, al principio, donde los tres primeros versos, que trataban de la dig– nidad y derechos divinos que Cristo posee, quedaban gramatical y literariamenfe enrolados en la segunda estrofa, la de la kenosís. Con todo, tanto en un caso como en o:tro, la distinción de ideas funda– mentales es evidente. Y si, desde el punto de vista literario, es decir, gramaticalmenfe, podría agregarse Fil. 2, 6 a la estrofa de Fil. 2, 7-8, como Col. 2, 20b-d a la de 1, 18-20a, desde el punto de vista femático no ~ucede así. Y por eso hemos destacado, tanto en Fili– penses como en Colosenses, las tres ideas fundamentales de cada himno, sustancialmente idénticas entre sí, pero con la inversión ya indicada. Nótese, en esta tercera idea fundamentál de Col. 1, 20b-d, cómo toda la creación, y particularmente la racional (ángeles y hombres), quedó como rota por el pecado, sin el perfecto equilibrio primitivo en que Dios la fundó ; pero que, «por la sangre de su cruz», de Cris– to, toda se restaura de nuevo: v. 20b-O ~meando p01." Ia sangre de su C'ruz, ¡por El, ya fas cosa,s de s,obre la tierra, ya_ las que están en lms cielos.»
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