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¿Es un himno a Cristo el prólogo de San Juan? LOS HIMNOS CRlSTOLOGICOS DE LA IGLESIA PRIMITIVA Y EL PROLOGO DEL IV EVANGELIO Fil. 2,6-11; Col. 1,15-20; 1 Tim. 3,16; H ebr. 1,2-4; Jn. 1,1-18 Desde hace bastantes años, en los comentarios del IV Evangelio se viene discutiendo, más o menos, si la forma literaria del p~ó– logo, donde por la simple lectura se a,dvierte al insta,nte la exis– tencia de cierto· ritmo, llega a ser verdadera composición poética o se reduce simplemente a prosa rítmica ; si el conjunto del prólo– go es un himno a Cristo o es una introducción teológica al Evan– gelio o ambas cosas a la v·ez: originariamente un himno, pero adap– tado después por el autor para prólogo-introducción ; si se ha de interpretar de los diversos estadios del Hijo de ,Dfos en sucesión cronológica (primero, en el seno del Pa,dre; luego, en la creación; más tard~, como anunciando ya la encarnación; y por último, en la encarnación misma) o si se ha de entender como· descripción atem– poral y transcendente, en cierto· modo, pero al mismo tiempo real y concreta, de la persona del Cristo histórico en toda su riqueza teándrica, tal como el evangelista San Juan vió a Jesús mientras -vivió con E,l y como, le vió después, por sus recuerdos in.timos y por su unión mística con el Maestro, durante los largos años d,e su longeva vida. Naturalmente que todas estas cuestiones pueden s,er estudia– das aparte. Pero no dejan de tener tal conexión •entre sí, que las unas reclaman a las otras. Y si no, sería exa,cto decir que de la so– lución dada a una de ellas depende la solución ·de las demás, sí nos parece bastante seguro el afirmar que un estudio amp.Jio y a fondo de cualquiera de ellas podría iluminar a las otras y abrimos

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