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¿ ~S UN HIMNO A CRISTO EL PR6LOGO DE SAN JUAN t nunca ExÉvwcrsv. Y en el Evangelio de la Infancia, particularmente al 'describir la anunciación del Angel, se respira amor y condescen– dencia infinita, pero nunca humillación o kenosis. La gramática y el contexto parecen excluir igualmente la idea de kenosis-encarnación. El único sujeto gramatical que rige todas las proposiciones referentes a la kenosis es Jesucristo (v. 5), inmediato antecedente del r•elativo oi; (v. 6)J. Y sé!gún la manera d.e pensar del ,Apóstol, que jamás separa el ~risto transcendente del Cristo histórico (27), Jesucristo supone gramaticalmente por la encarnación ya efectuada. Ni se traiga a colación el «cum in forma Dei esset» de la Vulgata, como si el Apóstol pensara eh la sola naturaleza divina y en los tiempos anteriores a la encarnación. Porque el participio Ú1tápx.wv, aunque indica una permanencia actual y perenne, no se refiere propiamente a los tiempos anteriores a la encarnación ni a la eternidad en cuanto tal, sino a los tiempos de la vida terrestre de cristo, ya pasados para el momento en que escribe San Pablo, coin– cidiendo en su significado histórico con el tiempo determinado por los aoristos de indicativo a los cuales acompaña. En estos tiempos pasados, históricos, de la vida terrena de Cristo, éste conservó for– malmente, siempre, la p.opcp~ 6sou, es decir, todos sus derechos de aparecer externamente «igual a Dios»; pero renunció a ellos en lo externo, en lo cual precisamente consistió su kerrosis. Por lo demás, la preexistencia eterna se hubiera expresado, no por el simple Ú1tápx.wv, sino por su compuesto 1tpoü1tápx.wv (27 bis). La lógica ,del contexto exige también que, así como la gloria que se le concede a Cristo después de la muerte de cruz se extiende a ambas naturalezas, o sea, a toda la persona del Cristo real y teándri– co, también de toda su persona, en su doble natua1eza, debe enten– derse la kenosis. Pero hay más: la kenosis es temporal, ti-ene fin, termina con lt1 4, 9).» (J. M'. GoNZÁLEZ Ru1z: Sentido soteriol6gico de KEPHALiÉ en la cris-· tología de San Pablo, en •«Anthologica Annua», 1 [1953], ,pág. 212). Y muy acertada– mente e•&cribe P. BoNNARD: O. cit., pág. 48: «En San Pablo Jamá,s s,e pres,enta la .encarnación como humillación ,(ni tampoco en San Juan); en el NT, en general, la encairna,oíón es un ac.to sobe,mno de Dio1s (Ga;l, 4, 4; Rom. 1, 3)». En cronto al t 1 ec1ú– cismo de <¡,avepw, véase también C. SPICQ: Les EpUres pastorales, 2."' ed. (Pa– rís, 1947), pág. OLXI. · {27) Cfr. HENRY: Art. Kénose, DiBSuppl., t. V, pág. 17. (27 bis) Ofr. FEULLET: Loe. c.it ., pág. 63.

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