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¿ ES UN HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO DE SAN JUAN? 387 protestantés, ve en el Próíogo, ya desde el v. J, un !canto magnífico al Cristo histórico considerado como Logos (90). No son, estricta– mente hablando, las relaciones intratrinitarias las que preocupaban a San Juan. Lo que le interesa es describir la grandeza de Cristo, oe ese Cristo-Logos que él conoció, del que por aque1los años escri– bió también : ccLo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo· que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocar.on nuestras manos en torno al Logos de la vida ... » ( 1 J n. 1, 1). Esta tendencia, que podríamos llamar cristológico-histórica, en cuanto que al Cristo histórico se refiere, y en cierto modo atemporal, por– que no distingue aquellos tres estadios sucesivos ( el Logos-Segunda Persona en el seno de la Trinidad, el Logc:s-Segunda Persona en la creación pero antes de la encarnación, y el Logos-Segunda Per– sona más la cccarne», es decir, el Logos ya hecho hombre), sino que considera un solo estadio ontológico del Logos, lo que éste fué real– mente en la historia, el Cristo Jesús, salvador y revelador que los apóstoles vieron y trataron, no se encuentra con esos escollos de la tendencia primera, simplifica la distribución del contenido temáti– co del Prólogo, reduciéndolo a una sencilla y lógica enumeración de las grandezas de Jesús, y nos presenta su figura como lo que es en realidad : el centro absoluto de la historia, el punto al que dicen relación de causa y de finalidad, de origen y de destino, todas las obras de Dios ((ad extra>) y todo el acontecer en el espacio y en el tiempo, penetrado todo de] orden sobrenatura·1. Y así, esta tenden– cia, al interpretar la idea del Logos como un nombre del Cristo his– tórico -y por cierto, nombre que lo define en su doble l}atnraleza v en su misión soteriológica tal vez mejor que ningún otr0-, guar· da con ello la más estricta analogía de la fe, porque está en perfecta consonancia con el sentido que tienen, evidentemente, los himnos cristológicos de Filipenses, Colosenses, I de Timoteo y Hebreos y con el contenido del mismo IV Evangelio, al que el Prólogo sirve así de p6rtico majestuoso (91). tros exégetas, a este respecto, véase J. LllAI,, · La unidad deZ Prólogo de San Juan (1, 1-18) según Toledo y l'/Ialdonado, en «Archivo Histórico Gra– nadinO)), 4 (1941), 65-118. (90) Cf. J. DuPON'l', Essais sur la Christologie de saint J ean (Bruges, 1951), pág. 46 y passini; WIKF,NHAUSER, o. c., p. 35. (91) Este acercamiento entre la teología de Fil. 2, 6-11 y la del Pr6- logo de San Juan ya la vi6 DuroNT, o. o. p. SZ, nota 7, como anteriormente la había visto CliRFAux (Hymnes au Christ des Lettres de Saint Paul, en

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