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424 ESTUDIOS BÍBLICOs.-Fr. S. de Ausejo, O. F. M., Cap. guiados principalmente por la temática de los himnos, vemos que también este v. 17, además de su prosaísmo manifiesto, rompe la continuidad del pensamiento. La inclusión de persona– jes extraños en el tema principal de los himnos no es aceptable, puesto que no se da en ningún otro, que sepamos. Y si esto mo– tivada rechazar, poco ha, los versículos relativos al Bautista, a fortiori rechazaremos ahora lo de Moisés. Cremos, pues, que este v. 17 pertenece a la segunda redacción del Prólogo, pero no al himno primitivo a Cristo. Repasemos. ahora los versículos que nosotros incluíamos en el himno primitivo. Nos referimos a los que podrían aparecer como algo dudosos. Ninguna dificultad de importancia se ¡n-esenta en los vv. 1-5. El v. 9.-Suprimidos los vv. 6-8, el v. 9 puede relacionarse con el V. 5 o con el v. 1O. El hecho de que ahora se le llame al Logos «la luz verdadera,,, ,o c¡:;fuc; ,o aA.r¡füvóv, dificulta )a unión con el v. 5, puesto que db¡6tvóv parece suponer el pensamiento del v. 8. Gachter considera, además, que la frase de estilo marcadamente judío &pxóµEvov Etc; ,ov xóoµov para indicar «todo hombre», da a xócrµoc; un sentido que no es el típi~amente joánico, como lo es, en cambio, el uso de xócrµoi; en el v. 10. Y concluye que, si los vv. 6~8 son llSecunda.rios», también el v. 9 podría serlo, formándose entonces una estrofa, cuya parte central serían los vv. 7-8, precedida y se– guida de un trístico: el v. 6 y el v. 9 (133). Estas consideraciones nos parecen demasiado alambicadas. Por una parte dA.r¡Otvói; es un calificativo que ocurre en San Juan más de veinte veces, pero muy pocas en todo el resto del Nuevo Testa– mento. Y en 1 Jn. 2, 8 se dice de la doctrina de Cristo, y aun de su persona misma, sin que en el contexto haya alusión alguna al Bautista, que ya brilla «la luz verdadera». No vemos, pues, por qué el dA.-r¡Otvóv del v. 9c haya de suponer, necesariamente, los vv. 6-8. Y en cuanto al uso de xóoµoc;, en el mismo v. 10 hay ma– tices diversos de esta palabra. Por consiguiente, retenemos este v. 9 como perteneciente al him– no primitivo a Cristo. Con él y los versículos siguientes se forma una estrofa subalterna: el v. 9 enuncia la venida de Cristo al mun– do, el v. 10 reafirma su presencia en él, precisamente en ese mundo (133) Ibid., p. 105-106.

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