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420 ESTUDIOS BÍBLrcos.-Fr. S. de Ausejo, O. F. M., Cap. que, mediante on, repetido también al principio de los vv 16 y 1,7, une estos versículos con el v. 14, precisamente a través del v. 15, que es su lazo de unión, por su contenido y por su forma. Mas para nosotros es imposible compartir tal explicación. Por un lado, la concepción del Prólogo corno historia sucesíva no nos parece la más apropiada a la realidad, según hemos procurado de– mostrar mis arriba. Y por tanto, los vv. 16 y 17, a pesar del o,l inicial que llevan, no los consideramos como frases pronunciadas por el Bautista ni forman parte de su testimonio, sino todo lo con• trario : es nuevamente el Evangelista quien aquí habla. Y por eso, el on inicial no unifica los vv. 15, 16 y 17, sino que el v. 16, que contiene palabras del Evangelista, ha de i1 unido al v. 14, que tam– bien son afirmaciones del mismo y no una cita del Bautista. Y si, además, tenemos en cuenta la contextura temática de los himnos, es decir, la trama de sus tres ideas fundamentales, es evidente que este v. 15 interrumpe la marcha del pensamiento a todas luces. El pensamiento del v. 14e, 1t),~p'fl½ ... , exige la continuación inmedia- ta del v. 16 : sx ,ou úr¡p<Ílp.aw½ ... Seguimos, pues, en que, si el Prólogo tiene algo de himno cristológico, este v. 15 no puede per– tenecer a su redacción primera. No puede formar parte del himno primitivo. El v. 1Z.~achter lo admite como perteneciente al himno pri– mitivo, tal vez porque él no acentúa el carácter cristológico de tal himno. Sin empargo, aun dejando aparte la cuestión del ritmo, el :sabor prosaico de la redacción es evidente. Pero lo que más nos fuer– za a no admitirlo corno parte del himno a Cristo es su tema : la fi– liación divina que adquieren los creyentes en El. Es un comentario al 1tapD,a~ov del v. 11. Pero tal comentario, prosaico por demás, nada tiene que ver con la marcha del pensamiento que sigue el autor. Por el v. 11, donde termina para nosotros la primera gran estrofa, o sea, la primera idea fundamental, nos va preparando el autor para 1a segunda idea fundamental, que nos describirán las dos frases co– losales del v. 14a-b. Tanto el v. 11 como el v. 14a-b, son frases sueltas, independientes, sencillísimas, que quedan rotas por la in– terrupci6n del v. 12, cuyo tema no entra en ninguno de los himnos a Cristo recogidos por San Pablo. Creemos, pues, que hay raz6n suficiente para considerarlo muy dudoso y aun relegarlo a 1~ segun· da redacción del Prólogo, cuando éste va a servir de introducción al Evangelio.

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