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¿ES UN HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO D~_::NJ _U_A_N_?___ 4_I_I Para legitimar su método, compara la estructura extern,a del Prólogo con los pasajes del IV Evangelio redactados en forma rít– mica: Jn 6; 13,32-16,34. Generalmente le resultan, para el Pró– logo, versos de tres y de dos acentos. En algunos detalles no coincidimos con él, sobre todo en la divi· sión de estrofas, donde nosotros seguimos la temática, mucho más ''4ue la simetría estrófica. Sin embargo, su teoría de los tres o de los .<los acentos, según los casos, para cada verso, es bastante aceptable. Y esto lo puede comprobar el lector sobre el texto mismo del Pró– \ogo, tal como los disponemos nosotros y aun como lo trae el P. Bo– ver en su edición crítica del griego del NT ( 119). De todos estos trabajos podemos concluir que el Prólogo se com– pone, generalmente, de versos de tres o de dos acentos i::ada uno, Y ,que en su estado actual (y la crítica textual demuestra que esta for– ma del texto es idéntica en absoluto a la que le dió el Evangelista ,cuando lo puso al frente de su obra), el Prólogo podría explicarse mediante el procedimiento del guiasmo, con tal que no se quiera .aquilatar demasiado ni se pretenda poner como pensamiento cén– ·trico del Prólogo una idea que, como nuestra filiación divina, por muy importante que sea, no es a todas luces lo que principalmente se propuso decir San Juan, tanto en el Prólogo ~orno en su obra. El pensamiento central es siempre Cristo, el Cristo histórico, y ,sólo El. ¿ .Son aplicables estos principios al Prólogo como himno a Cristo? La teoría del P. Gachter, desde luego. Precisamente él se acerca :mucho, aunque se guíe tanto por la forma literaria, al himno cristo– lógico que nosotros obtenemos. Y en cuanto al quiasmo .de Lund y del P. Boismard, también lo creemos posible, aun aplicándolo sola• mente a los versículos que nosotros consideramos como pertenecien– tes, por su tema, a un himno a Cristo. Pero rechazamos la sucesión ,cronológica de ellos y no descendemos a tantos pormenores como Lund, ni ponemos por punto central del Prólogo nuestra filiación ,divina, como Boismard. Sólo de una manera generalísiJa admitimos tal quiasmo. 1 verdadero himno a Cristo o no lo es. Por eso se limita al examen literario de los versos y de las estrofas, pero no estudia las características de los himnos cristológicos. (119) J. M. Dov¡¡R. Noí!i Testamcnti Biblia graeca et Lat.ina' (Madrid, ,c. s. I. c., 1053).

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