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402 ESTUDIOS BÍBLrcos.-Fr. S. de Ausejo, O. F. M., Cap. Y nuevamente hemos de concluir que, igual que nos sucedería: en el himno de la I de 1'imoteo, en la palabra cccarne», en la frase xai ó Aópc; oclp~ ? 1svno va incluída también, y de un modo directo y pregnante, la situación kenótica del Logos-Cristo, o sea, la segunda idea fundamental de los himnos cristológicos. Menos sentido kenótico parace tener la otra frase que hemos in– cluído en esta segunda estrofa temática : xo:t foxr¡vw::;sv sv ~p.t'I. sobre todo, si la uniéramos a la manifestación de la cegloria», de la cual nos habla la frase siguiente, sin interpretar como wau adver– sativo el xal del v. 14c. Sin embargo, a pesar de que San Juan no delimita de manera tajante las ideas, antes siempre se descubren en ellas esas interfe– rencias de que hemos hablado, el fox~vwo2v no exige necesariamen– te que haya de explicarse de la manifestación mediante la c<gloria». De por sí indica simplemente la vida nómada y transitoria, el fijar la tienda en lugar desértico y por breve tiempo. Y Jesús la fijó, durante su vida terrena, particularmente ÉV ~1.1iv, entre el grupo de sus discípulos. Y si es verdad que ifstos vieron su ce gloria», en realidad no la comprendieron, no la cccontemplaro11>), de una manera eficaz y definitiva, hasta después de la resurrección ; y transitoria– mente, en el Tabor. Si San Juan no recordara, al escribir estas fra– ses, más que la presencia de Jesús entre ellos, pero con las limitacio– nes que en aquel entonces gravaban sus rudas inteligencias, podría decir de Jesús que echabitó» entre ellos, pero difícilmente podía hablar de la «gloria» de Jesús. Por eso, e1 fox~villaEv debe entenderse se– parado de esa c<gloria» que siguió a la resurrección y en antítesis con ella. Indica más bien, la manera humilde, transitoria, íntima para con sus discípulos, pero incomprendida por ellos hasta después bién si, aun los Padres posteriores que entienden este versículo de la en– carnación en cuanto tal, lo entienden así en sentido exclu.5i1Jo y, desde luego, con las condiciones requeridas para constituir• verdadero y válido argumento de interpretación. También se nos podría decir que en la tradición de los Símbolos se viene utilizando la fórmula «et homo factus est», que parece traducción li– teral de xal ó Aó10~ odp~ ~y,ha1:o. Pero, recorriendo las fórmulas griegas de los Símbolos, :ie ·verá que nunca utilizan el s,i!.va,o del v. 14a, sino es– tas otras : oo:pxwflsvw, svo:vOpomf¡:mno: o ambas a la vez. Por lo tanto, la fórmula latina «et horno factus est» resume, evidentemente, el dogma de la encarnación, pero quizá no pueda afirmarse que es trnducción exacta del pensamiento contenido en el v. 14a.

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